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El Mundo del ArteRevista Umělec 2008/101.01.2008 Pablo Helguera | en cs de es |
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El Mundo del Arte (MA) es considerado por muchos como el juego más sofisticado jamás inventado. Con el objeto de aprender a jugarlo, será muy útil para el no iniciado imaginar al MA como si fuera un juego de ajedrez.
Siguiendo esta idea, encontraremos que el mundo del arte contiene básicamente todo tipo de componentes que equivalen con este antiguo juego: Rey (el director del museo) Reina (los coleccionistas y/o los miembros del consejo) Torres (los curadores) Caballos (los negociantes de arte) Alfiles (los críticos) Peones (los artistas) Tal y como en el ajedrez, cada una de estas piezas al entrar al tablero se mueve de acuerdo a las preestablecidas reglas del juego, pero de una manera más compleja. El movimiento de las piezas, en contraste con el ajedrez, puede ser de tres tipos. Está el movimiento Social (se refiere al aproximarse y relacionarse uno o más de los jugadores), el movimiento Financiero (controlar a otros jugadores a través de la adquisición de arte o el empleo), y el movimiento Político (controlar a los otros jugadores al posicionarse un jugador en una posición de poder). Empezamos con el Rey, el director del museo. Ésta, en teoría, es la pieza central del juego, puesto que quien lo capture controla o gana la partida; Sin embargo, el Rey/director del museo, es una pieza de valor contradictorio, debido a que siendo la pieza más importante, por sí mismo está completamente indefenso. Necesita la protección de su institución y de su personal y aún más importante, el apoyo de la Reina (el coleccionista o los miembros del consejo del museo). La Reina quien, como dijimos, es análoga al coleccionista/consejo y en algunos países al Secretario de Cultura, es la pieza más poderosa del juego. Es ésta la que cuenta con mayor movilidad a lo largo y ancho del tablero y puede capturar a cualquier otra pieza, convirtiéndose en el elemento que define el juego. Igualmente, la dificultad para manejarla, o su falta de efectividad, garantiza la perdida del mismo. Usualmente es el peor error de la partida el antagonizar con la Reina, debido al hecho de que éstas son capaces de destrozar las carreras de cualquiera de los participantes, incluyendo la del Rey. Las Torres (los curadores) tienen poderes unilaterales que dependen del apoyo que reciben de la Reina y de otras piezas. El poder de las Torres radica en su posición en el tablero, lo que viene a explicar el hecho de que algunos curadores tienen más poder que otros, puesto que este poder, generalmente, es transitorio. En ocasiones, como en los finales (el equivalente a las bienales y otros eventos que atraen una alta atención internacional), la influencia del curador es clave. Ciertas alianzas con las Torres son vitales, tal es el caso con la Reina. Los Alfiles (los críticos) siempre se mueven en diagonal, con objeto de generar la impresión de que no se inclinan hacia ningún lado en particular (izquierda o derecha). Son el peso moral del juego, de ahí su asociación con la figura religiosa (Alfil es la traducción de “Bishop”, obispo). De una manera igualmente no comprometida, diagonal, el crítico tiende a apoyar indirectamente a los artistas (los Peones) y algunas veces desarrolla relaciones con ellos que son extremadamente difíciles de romper por las otras piezas, incluyendo a la Reina. Los Caballos (los negociantes) son piezas impredecibles, usualmente de largo alcance, aún cuando su valor en el tablero solo es mayor al de los peones. Viajan frecuentemente a lugares muy lejanos (a las ferias de arte internacionales), llevando a sus artistas con ellos. Bien utilizados, pueden garantizar el éxito de una partida. Aquellos que montan un buen caballo pueden, de hecho, alcanzar el éxito. Los Peones son, como ya sabemos, los artistas –la última y más importante pieza del juego. También son los más numerosos en proporción y, dada su incesante proliferación debido al negocio de las escuelas de arte, es muy difícil valorarlos individualmente al iniciar el juego. Sin importar esto, cuando empiezan a avanzar sobre el tablero, ganan fuerza y apoyo de las otras piezas que los rodean. Un Peón que avanza hasta la cabeza del tablero es considerado extremadamente peligroso y sus enemigos harán todo lo que esté en su poder para detenerlo. En éstas ocasiones, el peón se convierte en una pieza preciosa para todos los que se cuentan entre sus aliados (un valor de mercado) y cuando es exitoso, éste apoyo incondicional le permite llegar al octavo cuadro para “coronarse”. Esto es, alcanzar el reconocimiento permanente en la historia del arte. Una vez coronado, el peón se convierte en una Reina y a partir de ese momento es capaz de maniobrar con el mismo poder que la pieza más importante de juego. Reglas del Juego 1. En el mundo del arte, no existe un jugador individual, o pareja de jugadores, tampoco dos colores de piezas. En el ajedrez del arte, las piezas tienen una variedad de colores, determinados por sus antecedentes culturales y geográficos. En el tablero internacional, particularmente, la regla es que puede haber piezas de cualquier color, pero usualmente, las más abundantes son las piezas blancas con un menor porcentaje de otros colores, puesto que los buenos jugadores de este tipo generalmente son escasos. No es muy aconsejable jugar con el mismo tipo de piezas no-blancas, con la excepción de un torneo muy regional. 2. Uno debe practicar el término ajedrecístico utilizado en algunos torneos conocidos como Juego Redondo –todos contra todos. Bajo esta dinámica, todas las piezas tienen la oportunidad de impactar a su alrededor y , hasta un límite, hacerlo mediante alianzas de acuerdo a sus posibilidades y poderes, por supuesto, el Rey y la Reina son quienes generalmente pueden orquestar la acción más fácilmente. 3. Cuando uno va a ascender a un torneo de gran renombre, tal como una bienal internacional, deberá enfrentar aquellas piezas de su mismo origen (ejemplo: tipo y color). 4. En el ajedrez tradicional, la meta es capturar al Rey. Aún cuando esto también es cierto en el ajedrez del arte, controlar al director de un museo es una meta realmente deseable, la meta subyacente es dejarse capturar por la reina (el coleccionista). Debido a ésta diferencia crucial, el ajedrez del arte no puede ganarse exclusivamente utilizando una estrategia de ataque, sino combinando técnicas de lucha y seducción. 5. Un “empate” en el ajedrez del arte se establece cuando las piezas del tablero evitan el progreso del contrario y al mismo tiempo, no pueden ganar debido a que están bloqueadas también por las otras. Esta condición tiende a presentarse en ciertas comunidades artísticas pequeñas (véase la ultima sección de la “fiebre de la cabaña”) y, frecuentemente, tiene como resultado exhibiciones y eventos artísticos sin inspiración. Sobre Jugadores Rebeldes En ciertas ocasiones, aparecen aquellos que no quieren conformarse con las reglas tradicionales e intentan estrategias no ortodoxas tales como jugar simultáneamente a ser curador y artista. Esta tendencia, que originalmente nunca fue tolerada, se ha ido aceptando en tiempos recientes (nos referiremos más a éste tema el la sección sobre el “curador”). Sin embargo, es importante mencionar dos detalles. El primero se relaciona con la “visión de un solo canal” de la sociedad del MA. Puesto que es extremadamente difícil para un individuo el ser recordado en la vasta multitud de artistas, curadores, críticos, etc, tener una función dual tiende a confundir y hace el doble de difícil el permanecer en la memoria de la gente. En segundo lugar, aquellos que optan por tener ocupaciones híbridas en el MA puede que no encuentren tantos problemas por la aceptación de sus funciones duales sino por los efectos laterales que puedan surgir a raíz de dicha estrategia. Veamos un caso, un artista curador debe comprometer mucho de su tiempo a tratar de cambiar la percepción de que cura solamente debido a que no es muy exitoso como artista, lo que lo distraerá tanto de su obra como artista como de su trabajo como curador. Además, un curador que exhibe sus propias obras de arte (especialmente en una muestra curada por él mismo), tiende a generar desconfianza entre los curadores de tiempo completo que sienten que no le tiene respeto a su profesión, mientras que los artistas lo verán únicamente como un competidor. Pero posiblemente la combinación híbrida menos deseable es aquella del artista-crítico. En esos casos, al emitir comentarios positivos, el artista-crítico será visto con sospecha, pues parecerá que el individuo trata de forjar alianzas, mientras que si escribe comentarios negativos, generará resentimientos que pudieran perjudicar su carrera como artista. Es importante recordar que no hay mayor placer que tener la oportunidad de criticar la exhibición de un artista que a su vez ha criticado otras exhibiciones. El Artista En los albores del modernismo, los artistas trabajaban duramente en sus estudios, usualmente solitarios, sufriendo toda clase de privaciones hasta que eran descubiertos por un negociante, tomados bajo las alas de un mecenas, crítico o curador. Actualmente, el sufrimiento artístico no se ha desvanecido, pero su naturaleza cambió. Producidos por las escuelas de arte, los artistas profesionales pasan menos tiempo en un estudio, más bien llevan una vida nómada entre aeropuertos, recuperándose del extremo cansancio tras sus innumerables viajes entre residencias, bienales, ferias artísticas, compromisos para dictar conferencias, inauguraciones y otros eventos sociales. Los artistas profesionales trabajan más en sus computadoras personales y a través del correo electrónico que en el mismo estudio y tienen la obligación de asistir a interminables cenas con coleccionistas excéntricos y trasnochados que les presentan grandes propuestas. Los artistas verdaderamente exitosos son aquellos que reconocen que su educación tradicional académica ha demostrado su completa inutilidad, y se avocan a desarrollar habilidades realmente útiles tales como la programación digital, etnografía y sociología, psicología perceptual, la administración de negocios, diseño industrial y de productos, mercadotecnia, arquitectura e ingeniería. De la misma manera, la forma en la que los artistas llegan a la cima ya no es la misma. Mientras que en el pasado los artistas eran seleccionados por un pequeño grupo de connoisseurs (conocedores) expertos en la historia del arte, actualmente pueden obtener reconocimiento al ser apoyados por aquellos que cuentan con los recursos financieros para adquirir y promover su trabajo y estén dispuestos a colaborar con sus patrocinadores para continuar produciendo un buen producto que esté de acuerdo con las demandas y responda efectivamente a las tendencias artísticas del mercado. Existe en general, aún cuando no se menciona, una graduación jerárquica para artistas basada en su reconocimiento internacional e institucional. A pesar que nunca se menciona públicamente, es una muy útil referencia para aquellos que pudieran tener la intención de averiguar el lugar en que se encuentran ciertos artistas (incluyendo, quizá, ellos mismos), en el panorama profesional del MA. Los artistas de nivel-A (también conocidos como “blue-chip”) son generalmente aquellos que participan regularmente en las principales bienales internacionales, cuya obra es propiedad de las colecciones de importantes museos y de los que se escribe frecuentemente en la prestigiosa revista Arte-Forum. El estatus nivel-A es muy difícil de mantener a largo plazo y aún menos en base permanente. Todos los artistas declaran ser de nivel-A. Este estatus puede tenerse por tan poco tiempo como una semana en el MA. Estos artistas nivel-A constituyen el 3% superior de mercado. Los artistas nivel-B son aquellos que ocasionalmente exhiben en las bienales internacional y no cuentan con obras en colecciones significativas, pero cuyas exhibiciones y registro de critica es inmaculado y parejo. Aproximadamente el 15% del MA se compone de artistas de nivel-B. Los artistas nivel-C, usualmente conocidos como “emergentes”, pueden identificarse como sigue: a) su carrera está en la etapa inicial; b) nunca lograron despegar en realidad tras numerosos intentos; c) previamente eran artistas nivel A o B y, tras un declive en sus carreras, se niegan a dejar de hacer arte. Los artistas nivel-C pueden contar con un puñado de exhibiciones significativas en su currículo, pero no suficientes para justificar una categoría nivel-B. Alrededor de 32% de los artistas involucrados en el MA pertenecen a éste grupo. Los artistas nivel-D son generalmente aficionados con una inocente concepción del MA y muy poco juicio crítico acerca de su propia obra, generalmente son considerados sin esperanza. Constituyen el 50% del mercado. Sin importar lo anterior, los artistas difícilmente triunfarán si no observan las reglas básicas del comportamiento profesional, acciones proactivas y estrategias pasivas que se subrayan aquí. Las siguientes reglas les permitirán desarrollar fuertes relaciones, crear una base de apoyo y arreglárselas para esconder la fealdad de sus ambiciones artísticas a través de una agradable y magnética personalidad. 1. Presentaciones en sociedad. La aparición de los artistas en eventos públicos tales como inauguraciones deberá ser inversamente proporcional al éxito de la carrera del artista –con la excepción, por supuesto, de las propias inauguraciones de los artistas. Los artistas que se presentan en demasiadas inauguraciones inevitablemente generaran sospechas sobre la seriedad de sus intenciones artísticas. 2. Apariencia física. Deben tratar, en todo momento, de tener una apariencia interesante, de gran introspección e intensidad psicológica. El ser físicamente atractivo es muy deseable, pero en el caso de no contar con dichos atributos, un artista debe desarrollar una apariencia tipo “personaje”. Los artistas deben vestir de acuerdo a la moda, añadiendo un elemento inesperado (por ejemplo, calcetines de colores). Dicho elemento enviará el mensaje que, mientras el artista es capaz de adaptarse a las reglas del juego, él o ella no dejan de proporcionar una visión artística. Debe tenerse cuidado de no sobrecargar la imagen, puesto que puede enviar el tiro por la culata creando la impresión de un deseo adolescente de atención. 3. Conversación. Durante la inauguración, el artista no deberá iniciar ninguna conversación diciendo que él-ella es un artista, sino que deberá esperar pacientemente, como si fuera un hecho que la gente invitada a la reunión lo-la conoce. En cualquier grupo con la mínima decencia, alguien seguramente le preguntara acerca de su profesión, momento que aprovechará para empezar a hablar. 4. Conectar. Este termino se aplica para describir la estrategia del artista para promover su obra utilizando comentarios al aire tales como el otro día, saliendo del estudio acompañado por el curador de la bienal de Sao Paulo… “ etc. Mediante el método del conecte, el artista puede fácilmente establecer su estatura sin parecer pretencioso. El conecte debe insertarse en un tono casual, lo que creará la impresión de que el artista está acostumbrado a un alto nivel de experiencias y oportunidades. 5. Magnificar el hiper-ego. Aquellos artistas que deseen lograr un fuerte impacto en el MA deberán valorarse a sí mismos excesivamente, por ejemplo, solicitar que la transportación de su obra sea hecha por la compañía de trasporte artístico más cara y que se le proporcionen boletos de primera clase para viajar junto con sus asistentes. Mientras que el artista será odiado algunas veces por esta actitud, en realidad su estatus se elevará definitivamente en el MA, causando controversia y, en algunas ocasiones, admiración. La actitud de artista en ésta circunstancia, deberá ser siempre la de alguien que considera su importancia no como un detalle debatible sino como un hecho irrefutable, lo que lo hará aún más convincente. Seleccionando Amigos y Asociados La relevancia por asociación (sumariado perfectamente por el dicho “dime con quién andas y te diré quién eres” siempre ha sido verdad en el MA y es vital considerar la importancia de éste concepto en el presente manual. Debido al hecho de que el MA generalmente trabaja en base a las primeras (visuales) impresiones y a los instintos, más que en consideraciones completamente racionales, el ofrecer una fuerte primera imagen es esencial. Aquí enumeraremos algunos procedimientos básicos, que son válidos tanto para artistas como para cualquiera que busque causar una impresión favorable. 1. Es esencial que uno se asocie exclusivamente con aquellos que se encuentran en un nivel profesional mayor. Solo de esta manera un profesional del arte puede aspirar a ascender en la escala social y elevarse en el campo. En contraste, aquellos que se rodean de personas menos exitosas terminan siendo considerados al mismo nivel que ellas. El artista exitoso, adicionalmente, deberá buscar sus contrapartes en otros campos, por ejemplo, visitando exposiciones acompañado de cantantes, diseñadores y modelos, todos ellos campos que conllevan un mayor prestigio que el MA por sí mismo. 2. Una pregunta constante en el MA es: ¿Debe uno acostarse con un artista cuya obra nos disgusta? La respuesta a este conflictivo problema, es un rotundo no, es difícil de explicar. La dinámica del mundo del arte, con su medio ambiente extremadamente social de recepciones vespertinas y fiestas, hace muy fácil el olvidar cualquier tipo de estándares artísticos, así como el hecho irrefutable de que muchas personas, de innegable atractivo, pueden también ser malos artistas. Nuestra recomendación es que, aún cuando pueda parecer inevitable ceder de cuando en cuando a nuestros impulsos sexuales, es de la mayor importancia recordar que esto puede causar serio daño a la percepción general de nuestro criterio artístico. 3. Resultante de la previa discusión, es un común –y desafortunado- escenario el ver a un artista o curador exitoso acompañado de un asociado mediocre. Compitiendo sin esperanza por llamar la atención mientras permanecen a la sombra de su asociado exitoso. Para aquellos artistas exitosos que tienen la tendencia a allegarse un asociado veinte años más joven, se les aconseja no esforzarse en promover la carrera de ésta persona o utilizar estrategias evidentes para insertar su obra en toda oportunidad que se les presente, por ejemplo, trabajando en obras o exhibiciones colectivas. Es importante recordar que, particularmente en este caso, el amor es siempre ciego. 4. Para aquellos que están asociados con alguien a su mismo nivel y que repentinamente uno de ellos ve su carrera despegar hacia la fama, se le recomienda que el asociado menos exitoso debe, ya sea abandonar su carrera original o, si desea persistir en la profesión, cortar por lo sano la relación completamente. La sociedad del MA usualmente voltea la mirada ante el panorama de un artista exitoso junto a otro que no ha sido igualmente triunfador. Sin embargo, cuando ésta situación es inevitable, los admiradores del artista tendrán la obligación de apoyar la carrera de su asociado si él así lo solicita. Mientras que, como ya se dijo, no es adecuado que el artista solicite el apoyo de su asociado, los seguidores del artista famoso tendrán que mostrar empatía ante el dilema del artista, quien actúa por amor, y trataran de ayudarlo a salir de ésta situación por difícil que parezca. Aún cuando cualquier proyecto que el asociado emprenda no sea muy bueno y algunas veces simplemente será intrascendente, esto mantendrá al artista famoso feliz, que es lo realmente importante en esta situación. En Relación a las Amistades entre Artistas Es sabido de numerosas instancias en las que los artistas, aparte el hecho de ser buenas mentes creativas, también son buenos en el arte de la amistad. La mayor limitación de un artista es su carencia de generosidad y su incapacidad casi clínica de relacionarse con los problemas de otros, ni siquiera desean escucharlos, lo que constituye una virtud esencial en un amigo. Mucho, como sea, puede lograrse si tenemos en mente que un artista siempre querrá ser escuchado al menos tres veces más que una persona normal. Artistas y Galerías Como ya lo discutimos refiriéndonos al curador, la relación entre el artista y el negociante también cuenta con los elementos de un cortejo seductor y después, un pacto similar al matrimonio. Para aquellos familiarizados con el proceso inicial, queda claro cuando el proceso de cortejo es en vano. Algunos artistas carentes de experiencia tienden a persistir tratando de desarrollar una relación durante años, sin darse cuenta que no tienen la menor esperanza de mostrar su obra en esa galería. Una vez que se localiza la galería, tanto el artista como el negociante de arte deben entrar a un arreglo que, por muy formal que sea, nunca dejará de ser incomodo ni de tener cierta inestabilidad. Es solamente juego justo tanto para la galería como para el artista el “abandonarse” mutuamente buscando una mejor oportunidad en cualquier momento. Para el artista en busca de una galería que lo represente, es importante adherirse a las siguientes reglas: 1. El artista nunca deberá entrar a una galería con transparencias en la mano, con el propósito de mostrarlas al negociante “si se presenta la oportunidad”. Esta estrategia es conocida comúnmente como la “Vendedora de seguros”. Los artistas tampoco entrarán a la galería con sus obras a cuestas, especialmente si son de gran formato. 2. Un artista que entra a una galería por vez primera sin haber visto las exhibiciones previas o ni siquiera la muestra de momento, se dirige al escritorio y trata de dejar inmediatamente sus transparencias y currículo, estará cometiendo una grave falta de respeto a la galería. Si el artista no se ha tomado la molestia de examinar el programa de la galería, ¿por qué deberá el negociante invertir su tiempo en conocer la obra del artista? Aún cuando este manual no lo predica, es comprensible que en esta situación, algunos negociantes tomen frente al artista las transparencias y las depositen directamente en el bote de la basura. 3. Los artistas europeos que llegan a las galerías de Nueva York no deben traer copias de sus catálogos. Es bien sabido que en Europa cualquiera puede imprimir un catálogo, el traer uno bajo esas situaciones usualmente causa envidia de parte de aquellas galerías que difícilmente pueden permitirse alguna publicación. 4. Los artistas no deben importunar a las galerías, primero enviando sus no solicitadas transparencias y luego llamando a la galería para demandar que el material les sea regresado, vía mensajería express. 5. Los artistas deben estar enterados y ser conscientes de que muy raramente los negociantes serán cordiales cuando se les aproxima. Si un artista entra a una galería en un lugar como Nueva York y es recibido cordialmente, se le pregunta si es un artista, el artista deberá ponerse en guardia y sospechar inmediatamente: con seguridad, el lugar será una “galería de vanidad” (vea el glosario). Etiqueta para la Facturación Desafortunadamente, es un problema común cuando una galería vende una obra u obras y posteriormente se toma un desproporcionado periodo de tiempo sin informar al artista de la venta ni entregar el correspondiente porcentaje al mismo. No es recomendable demandar, dado que la galería muy probablemente cuenta con mejores recursos legales y eso se convierte en un proceso caro. Mucho más eficiente, es contactar a los clientes de la galería para informarles de las turbias prácticas financieras de la misma. En casos extremos de abuso, todo es válido. Sobre los Ángeles de la Guarda Curatoriales La relación artista-curador, quizás la más compleja del MA, ha sido parcialmente discutida en la sección curatorial. Los artistas deben volver a esa sección con el objeto de tener presentes las estrategias curatoriales que les serán aplicadas, para que ellos puedan contrarrestarlas en consecuencia. El artista deberá seguir las siguientes reglas: 1. Hará todo lo posible por lograr que el curador se sienta cómodo con sus interacciones y en control de la dinámica discursiva. Cualquier intento de parte del artista por poner en duda las premisas del curador, tan absurdas como éstas parezcan, puede atemorizarlo y lastimar la relación en el largo plazo. 2. Los artistas siempre deben aparentar que están interesados en las ideas del curador. 3. El artista debe ser un maestro en el arte de la improvisación. Si, por ejemplo, se encuentra en una reunión social con un curador y el curador menciona una exposición que él o ella esté organizando sobre un tópico determinado, si es que el artista está interesado en participar, deberá inmediatamente saltar de emoción, diciendo que se encuentra trabajando en una obra sobre exactamente ése tema. 4. Un artista nunca debe quejarse o hacer demandas de ningún tipo al curador. Siempre estará en deuda con el curador y, aunque fracase el proyecto de exhibición, está en el mejor interés del artista estarse quieto y evitar cualquier protesta que pudiera poner en riesgo la posibilidad de ser invitado a participar en futuros proyectos. Duelos a Muerte: Artista vs. Artista 1. Un artista es, esencialmente, el competidor de otro. La historia del arte no dedica mucho espacio a los artistas del mismo período o lugar, tampoco a artistas de la misma generación, nacionalidad o estatus social. Tarde o temprano uno u otro tendrá que quedarse con el espacio disponible. 2. Y sin embargo, es importante que un artista no revele los celos, resentimientos o irritación que pudieran surgir cuando quizá vea a un colega recibir una cierta oportunidad que debería haber recibido en su lugar. Con objeto de minimizar estas agravantes, el MA sabiamente ha diseñado una serie de reglas no escritas que mantienen una mínima apariencia de cortesía entre artistas, especialmente para los que viven en una misma y reducida comunidad. 3. Cuando dos artistas que pertenecen más o menos al mismo medio ambiente o comunidad en una ciudad o área pequeña se reúnen por vez primera, deben presentarse utilizando su nombre propio, asumiendo que la otra persona ya los conoce y que ya ha “visto su obra”. El encuentro entre estos dos artistas debe ser de carácter reservado, éste comportamiento es necesario debido al hecho de que, como en el juego de póquer, los jugadores en éste contexto necesitan mantener sus cartas lo más escondidas que se pueda. 4. En capitales del MA mayores, digamos Nueva York, Londres o Berlín, la relación entre artistas tiende a ser más relajada puesto que las oportunidades están un poco más disponibles y son más variadas. Sin importar esto, el artista tendrá que familiarizarse con los métodos avanzados de auto promoción: a) llevar siempre suficientes tarjetas de presentación a cualquier inauguración o recepción y, si uno va a tener una exhibición pronto, tener tarjetas postales a tamaño 4X6 disponibles con la información y siempre terminar cualquier interacción entregando la postal y la tarjeta; b) estar al día de todos los eventos artísticos de la ciudad; c) siempre tener “algo que ofrecer” a los demás artistas, por ejemplo, algún tipo de contacto curatorial, información sobre cierta beca, residencia, etc. De la misma manera que el intercambio de tarjetas, esta iniciativa deberá ser correspondida por la mayoría de los artistas. ¿Qué Hacer con los Imitadores? No es infrecuente para un artista encontrarse con un colega cuyas obras tengan ideas, procesos artísticos y apariencia física sospechosamente similares a las suyas. Esta antigua práctica, conocida como “plagiarismo”, es tan vieja como el arte mismo y tiene una variedad de soluciones, desde la exhibición pública hasta la cárcel y el asesinato. Este manual no recomienda las medidas extremas sino las sutiles técnicas que se mencionan a continuación: 1. Los artistas imitados esconderán la molestia causada por el incidente de imitación, el cual, en la mayoría de los casos, será difícil de probar. En lugar de esto, el artista imitado deberá agradecer calidamente a su colega por haber hecho una obra que “rinde tributo” al artista imitado. 2. Justo después de esto, el artista imitado se asegurará que todo el MA se entere de éste “homenaje”. Ésta estrategia ayudará a adelantarse al imitador promoviendo la obra como una falsificación antes de ser reconocida como una pieza original, logrando con esto humillar al oponente. 3. En el caso que el falsificador o imitador proclame su inocencia o ignorancia, o acuse al artista perjudicado de celos, el artista tendrá el derecho de reclamar la obra imitada como si fuera propia. Si la obra imitada está a la venta, el artista imitado tendrá derecho a demandar el 25% del precio de venta de la obra, dado que éste porcentaje representa el contenido de la obra que pertenece al artista original. 4. Si aún así, el falsificador-imitador no cede, el artista imitado invertirá en contratar a tres jóvenes asistentes, estudiantes de arte, cuyo propósito será hacer replicas aún peores que las obras hechas por el falsificador, firmarlas con el nombre de falsificador e introducirlas en el mercado a lo largo de dos o tres años. El artista original se asegurará que cada vez que produzca una obra original y haya sido vista y exhibida, la supuestamente “falsificada” hecha por sus asistentes también sea vista con unas semanas de diferencia. Tras de un corto tiempo, la reputación del falsificador como imitador y mal artista quedará definitivamente establecida. Rascando la Espalda del Otro: el Arte de la Reciprocidad Los artistas profesionales saben bien que aún sus más grandes enemigos pueden beneficiarlos de alguna manera siempre y cuando estén dispuestos a participar en un recíproco intercambio de información sobre temas como patrocinios, contactos útiles y consejos. El arte de la reciprocidad solo puede dominarse mediante la práctica. Al entrar a un intercambio, es bueno iniciarlo ofreciendo un pequeño favor, consejo o pista para algún otro artista, una vez hecho esto, el otro artista necesita reciprocar. Si el otro artista no lo hace, uno debe dejar de proporcionar información inmediatamente. Un artista nunca deberá exagerar su generosidad con la información si no es capaz de obtener lo mismo a cambio, tampoco excederse en su mutismo, puesto que esto desilusionará a aquellos que pudieran ser capaces de intercambiar información. Asistiendo a las Inauguraciones de Otros El arte de la reciprocidad y el intercambio no opera exclusivamente sobre la base de compartir información, sino también en el básico nivel de asistir a las inauguraciones de otros artistas, con el objeto principal de generar asistencia para las propias inauguraciones cuando llegue su momento. Si un artista X, asiste a la inauguración del artista Y, será deber del artista Y asistir a la inauguración del artista X. De hecho, es deber ético de todo artista y curador asistir a las inauguraciones de todo aquel artista o curador de prestigio que asistió a sus inauguraciones. Si no se sigue ésta regla, es seguro que los niveles de asistencia de las exhibiciones propias declinen considerablemente. La asistencia a inauguraciones puede entonces ser vista como una inversión simbólica en uno mismo. En términos de asistencia a inauguraciones la reciprocidad es obligatoria, existe una cierta tolerancia a faltar a algunos eventos, pero esto es contraproducente en cuanto queda en evidencia que el artista está inventando excusas y no está haciendo su parte en apoyo de otros colegas. Cuando No Hay Tiempo para Hacer Arte A algunos artistas que observan las anteriores reglas les sucede frecuentemente que su agenda social (por ejemplo, el asistir a inauguraciones) les hace casi imposible encontrar tiempo para hacer arte. Esta condición se diagnostica frecuentemente como inauguritis, la adicción crónica a asistir a inauguraciones. Si uno desea recuperarse de dicha condición, ayuda el anunciar una prolongada ausencia de la ciudad durante un extendido período de tiempo, convirtiéndose en un buen pretexto para no asistir a inauguraciones. En esos casos, debe uno ser cuidadoso de no deambular cerca de los vecindarios familiares del MA, puesto que puede ser uno visto y atrapado en su engaño. Si uno, como quiera que sea, descubre que disfruta más el asistir a inauguraciones que el hacer cualquier arte, puede optar por escoger la carrera de artista-socialite (artista social), que es la que persiguen los artistas que en realidad no hacen arte en el estudio sino únicamente posan como artistas en las inauguraciones, contando historias imaginarias sobre las obras que hacen y las exhibiciones que producen. Némesis del Artista: El Crítico En pocas ocasiones tendrá el artista menor poder defensivo como cuando trata de lidiar con los críticos. Las relaciones entre artista-crítico son extremadamente frágiles y dependientes completamente del temperamento y volatilidad del otro. Puede resultar catastrófico cuando el crítico se moleste por la constante insistencia promocional del artista. El crítico, como una abeja irritada, puede picar, picar dolorosamente. Por esa razón, se recomienda mantener su distancia de él y no incrementar ninguna relación que no haya sido iniciada por él mismo. Durante las inauguraciones, el artista solo saludará brevemente al crítico y será tan amigable como sea posible, pero no tratará de seducirlo o iniciar un discurso promocional. En general, es preferible tener un mediador entre el artista y el critico, tales como un curador o un negociante en arte. La única excepción a esta regla se aplica a los “críticos a la orden”, en cuyo caso la relación con el artista cambiara. Los “críticos a la orden” (véase la sección Críticos) son aquellos que son contratados por el artista o su galería, para escribir un ensayo sobre la exhibición para el cátalogo (una práctica menos ética se presenta cuando la galería le paga al crítico por escribir una nota favorable para una revista). En estos casos, el diálogo es más relajado y la relación de poder a poder se nivela. A pesar de lo anterior, fuera de ésta única excepción, los artistas siempre deben estar listos para enfrentarse a lo peor en términos de la crítica. Es útil recordar que la crítica artística no se inventó para proporcionar nuevos puntos de vista sobre el arte sino para tomar los puntos de vista introducidos por artistas y curadores y tratar de probar que no son nuevos, suficientemente buenos o bien formulados. Los artistas deben entonces considerarse a sí mismos como un campo roturado que es cosechado por los críticos o, en algunos casos, un bosque que necesita ser quemado hasta las cenizas regularmente cada tercera temporada con el objeto de ser cultivado nuevamente en la próxima. El Artista en la Intimidad Los artistas frecuentemente creen que es su comportamiento en público el que será crítico para su éxito. En realidad, no hay nada más crítico que su comportamiento mientras se encuentran en la soledad total. Es comúnmente sabido que el trabajo del artista no tiene horario. Los artistas verdaderos, por esto, siempre deben comportarse como artistas, particularmente cuando están solos. Ésta práctica en primer lugar fortalecerá la personalidad del artista para las ocasiones en que tenga de presentarse públicamente y asegurará que al artista no se le encuentre con la guardia baja actuando fuera de horario frente a alguna cámara de seguridad o de circuito cerrado. 1. De una manera similar al ritual matutino auto-afirmativo del negociante de arte, el artista debe también observarse al espejo cada mañana y, con voz fuerte y clara, sin reírse, proclamarse convincentemente como el más importante artista en la historia. Si el artista no mantiene dicha convicción, cualquier esfuerzo tendiente al éxito real estará indudablemente destinado a fracasar. 2. Los artistas deben mostrar un amor incondicional a ellos mismos. Sin este amor y admiración propios, será muy difícil para un artista el ser amado por otros. Adicionalmente a éste auto-amor, los artistas deben también asegurarse de reciprocar el amor que otros les tienen. 3. Los artistas harán diarios “ejercicios de originalidad” con objeto de incrementar su carisma y enriquecer su personalidad. Dichos ejercicios consistirán en realizar sus actividades cotidianas de forma extraña, como extraer dentífrico de una forma original, utilizar los cubiertos de la mesa para arreglar su jardín, cocinar con las herramientas artísticas, etc. 4. Estarán preparados en cualquier momento para un visitante sorpresa colocando objetos extraños y exóticos en sus salas de estar y sus estudios, de manera tal que estos lugares luzcan extremadamente originales. 5. Los artistas estarán prevenidos de no competir consigo mismos. Frecuentemente, los artistas que pasan sus años dorados se vuelven resentidos respecto del arte que produjeron en el pasado. Al envejecer, deben ser cuidadosos de no criticar su carrera temprana: es mejor ser recordado por algo que se hizo hace mucho tiempo que no ser recordado por nada. La Persona Mediática Los artistas deberán dedicarle amplio tiempo y esfuerzo a expandir la originalidad de sus ideas, sus vestimentas, sus afectaciones vocales y aún su manera de caminar, todo lo cual los hará un blanco más deseable de los medios de comunicación. El emitir oraciones completas y claras no funciona con los medios, los que inevitablemente las distorsionan. Por esto, es deseable que cualquier artista responda durante sus entrevistas con comentarios enigmáticos o, aún mejor, responder a las preguntas con nuevas preguntas. De esta manera, los artistas asegurarán que sus comentarios nunca serán lo suficientemente claros como para ser simplificados y, en el caso de que tengan poco que decir, que dicha carencia discursiva nunca sea descubierta. El Obituario del Artista Los artistas deben enfrentar el hecho de su mortalidad de una manera pragmática. Puesto que sus familias (si es que tienen alguna), tendrán que hacerse cargo de su funeral, alguien tendrá que escribir su obituario –a nadie le gustaría tener un obituario que diga algo como “casi triunfó, pero le faltó talento”. Con el objeto de prevenir catástrofe semejante, los artistas que se encuentran en peligro mortal (debido a la edad, enfermedad o consumo de drogas) realizarán una muerte ficticia frente a unas pocas personalidades del MA, trabajando junto a un amigo de confianza que transmitirá la noticia. Las reacciones inmediatas de la gente serán grabadas meticulosamente y analizadas, puesto que tenderán a ser muy sinceras. Una vez hecho esto, el artista analizará las tendencias generales de dichos comentarios y escribirá un obituario que ayude a contrarrestar dichas percepciones. El obituario prefabricado, será entregado a un abogado y publicado como una información comercial disfrazada en la revista Arte-Fórum y el New York Times. Los obituarios de propia manufactura deberán ser generosos pero no abusaran de los superlativos para no distorsionar la realidad demasiado. En el caso de artistas sin ninguna esperanza de obtener comentarios positivos sobre su obra tras su muerte, un obituario basado en su personalidad será redactado, diciendo cosas como “fue una persona maravillosa” o, como la descripción clásica hecha por un crítico acerca de Florence Foster Jenkins: “su actitud era en todo momento aquella de un artista conduciéndose con lo mejor de sus habilidades”. Operaciones de Puerta Trasera Muy frecuentemente un artista no producirá muy memorable, o competente, arte y en muchas ocasiones su obra no tendrá nada de buena. En éstas circunstancias, recurrirá a ciertas estrategias que no podrán reemplazar completamente la carencia de talento artístico verdadero, pero ciertamente compensarán y ayudarán a crearle una carrera basada en talentos artísticos muy limitados. Las “Operaciones de Puerta Trasera” son aquellas actividades que los artistas realizan para apoyar indirectamente sus carreras. Éstas pueden incluir el abrir una galería, fundar una revista o una compañía de publicidad artística, o hacerse amigos de artistas importantes y convertirse en sus manejadores o negociantes informales de facto. Los contactos y quid pro quos consecuencia de estas estrategias resultan frecuentemente en atractivas oportunidades. Sin embargo, las “Operaciones de Puerta Trasera”, no pueden funcionar permanentemente como estrategia de apoyo al artista –si se mantienen durante más de uno o dos años, el artista invariablemente (e inconscientemente) terminará asumiendo el papel de tratante, crítico o cualesquiera identidad de puerta trasera que se haya asignado originalmente. Como Ordeñar a los Artistas Exitosos La sabiduría popular nos indica que dentro de la relación artista-curador, es el curador el que tiene la mejor mano en el juego. En realidad, proporcionalmente inverso a la fama que el artista obtenga, puede empezar a ganar control sobre los curadores con los que trabaje, mientras que a los curadores les resulta más prestigioso trabajar con un artista ya reconocido. Una de las grandes fortunas para un curador es la de cimentar una fuerte relación con un artista importante, debido a que esta relación eventualmente dará al curador una ventaja para jugar en su carrera, así como reconocimiento externo. El artista reconocido tendrá que ser consciente de la importancia de favorecer a ciertos curadores contra otros, y deberá ser cuidadoso de no abusar demasiado de ellos. Etiqueta Psicológica Muchos curadores creen que, dada su influencia en el medio, tienen el derecho de modificar la obra de los artistas –por ejemplo, sugiriendo cambios en el formato de las obras, la elección de colores, los materiales, tópicos, errores de manufactura, etc., y muchos artistas están más que dispuestos a satisfacer dichas sugerencias. Sin embargo, este tipo de acciones tienden a generar una especie de incómoda dependencia del artista hacia el curador: si el curador no es cuidadoso, pronto el artista recurrirá a él sobre una base regular para ayudarlo a resolver y aprobar sus proyectos. Si un curador desea influenciar la producción de sus artistas, mejor debería utilizar las estrategias psicológicas que se muestran a continuación: 1. La relación artista-curador tiene un poco de “affaire amoroso profesional”. Por esta razón, el curador nuca revelará al artista su preferencia por otros. Mientras que el proceso de seducción es más fácil del curador al artista que viceversa, el curador deberá ser cuidadoso de no dar el “amor” del artista por sentado. El curador mantendrá al artista separado de cualesquiera otras conversaciones que él pueda tener con otros artistas. El no hacerlo así podría causar celos y resentimientos en el artista provocando que empiece a dudar de la seriedad de las intenciones del curador. 2. En numerosas instancias, un curador invitará a un artista a una exhibición por razones ajenas al valor de la obra del artista (tales como, por ejemplo, la necesidad de compañía femenina, la diversidad racial o geográfica o tan simple como que un mejor artista declino la invitación). 3. Cuando un curador desea incluir en la exhibición una obra determinada que no es de las favoritas del artista, debe utilizar una técnica de persuasión basada en la adulación (por ejemplo, “esta será definitivamente la mejor obra en la muestra”) y envidia (“Voy a mostrar mejor su obra que la del artista X, pues él tiene una muy similar”). La estrategia deberá funcionar de tal manera que al final, sea el mismo artista quien concluya que la mejor obra es la que el curador seleccionó desde el principio. 4. En el caso de artistas cuyo momento artístico cumbre ha pasado, el curador normalmente querrá incluir obras que correspondan a su mejor periodo. El artista, en contraste, generalmente querrá mostrar su trabajo más reciente, el que seguramente no será del mismo nivel que el anterior. El curador tendrá entonces que utilizar todo su talento para convencer al artista que su obra “histórica” ayudara a contextualizar la exhibición, presentando al artista bajo la luz de una figura seminal. 5. El curador siempre dejará la puerta abierta al artista, haciéndole creer que ésta es solo una de muchas invitaciones futuras para exhibir. Así, el artista estará permanentemente a la expectativa de dichas invitaciones, dejando al curador en una posición de ventaja. Uniones Sentimentales en el MA Es un hecho de la vida en cualquier profesión que tarde o temprano, las relaciones sentimentales pueden surgir. Dado que dichas uniones causadas por el amor son inevitables, el MA está generalmente dispuesto a aceptar prácticamente cualquier combinación que pudiera presentarse. Sin embargo, es muy importante para el profesional del arte estar consciente acerca de lo que éstas relaciones significan en el amplio contexto de su carrera. Mientras que algunas pueden ser inicialmente ventajosas (por ejemplo, curadores y artistas), a la larga pueden volverse dañinas para el miembro menos prominente de la pareja (ya sea el curador o el artista). Como puede apreciarse en la siguiente carta, existen diferentes niveles de “aceptabilidad” en ciertas relaciones, con respecto a la percepción externa que una relación pueda causar. Carta de Relaciones Sentimentales Como regla general, los profesionales del mismo rango y categoría pueden unirse sin conflicto (aún cuando algunos se pronuncian contra la unión entre dos artistas). Los historiadores del arte son generalmente las parejas ideales dentro del MA, puesto que son los menos involucrados en los aspectos políticos o económicos. Los artistas y los tratantes de arte, por otro lado, son quienes generan una condición más conflictiva. A éstos se les recomienda, de ser posible, encontrar pareja fuera del MA. Inauguraciones Las inauguraciones, también conocidas como vernissages, son eventos cruciales que facilitan las diferentes transacciones que conforman la dinámica de la vida artística contemporánea. En la tradición de las grandes fiestas de gala del Siglo XIX, las inauguraciones tienden a tener una coreografía compleja entre los diferentes grupos de interés que se entrelazan entre ellos de una manera harmoniosa y sofisticada. En contraste con esos eventos sociales de antaño, las inauguraciones tienen un subtexto comercial, puesto que casi todos los asistentes tienen algo que ofrecer y que promover. Este hecho puede confundir profundamente al simple visitante que asista a una inauguración solamente a “ver el arte”. El visitante experimentado a estas recepciones inaugurales sabe que cada uno de los presentes tiene algo que ofrecer en términos de su carrera. Tal como en el anteriormente discutido juego de ajedrez, es deber del profesional contactar a las piezas más importantes de juego. La coreografía ideal para un artista en una inauguración puede apreciarse en el siguiente diagrama. Es importante notar que, con referencia a los intereses presentes del artista con respecto a su carrera, el artista que expone es la persona menos importante de la velada, pero debe uno asegurarse de saludarlo brevemente. El artista visitante tendrá como objetivo primario el llegar a la mesa donde se encuentren las bebidas y los hors d´oeuvres. Una vez con bebida y comida en las manos, es necesario explorar la habitación, determinando quiénes son las personas más importantes a las que se deberá contactar. Se debe operar de una manera jerárquica, principiando con los coleccionistas y curadores, evitando a los críticos (como se dijo anteriormente, la interacción entre artistas y críticos es mejor cuando se reduce al mínimo). Es clave para el visitante caminar por la galería y hacer sus acercamientos con absoluta elegancia e indiferencia, pues una indiferencia expuesta cuidadosamente puede ser un indicador de poder. En contraste, el ser impulsivo al aproximarse a la gente, o ser muy promocional a las primeras de cambio, son indicativos de desesperación ante todos y, como resultante, genera la impresión de que el artista no sabe de dónde recibir apoyo. La auto-promoción explícita es considerada de mal gusto y generalmente se asocia con artistas aficionados. Aún cuando surja de una actitud pragmática y vaya directo al punto principal del objetivo de las inauguraciones, a nadie le gusta ser testigo de un intento por romper la apariencia de refinamiento social que estos eventos tienen. Existen numerosas formas de insertar con bueno gusto la auto-promoción en una conversación: 1. Ningún artista o curador iniciará una conversación durante una inauguración promoviendo su obra. Antes de mencionar la obra propia, deberá esperar que alguien del grupo lo invite para hablar sobre su trabajo. 2. Ningún artista mostrará excesivamente sus logros o reconocimientos más recientes, especialmente cuando se encuentre en compañía de otros artistas que puedan encontrarse en una posición mucho menos ventajosa. Dicha actitud tiende a deprimir y causar envidia entre otros artistas. 3. Al tiempo que un artista esté hablando sobre sus logros, jamás se le debe interrumpir y mucho menos interpelar con frases que puedan denotar competencia, tales como “yo también estube en esa bienal”. Dichas frases indicarán que la otra persona está tratando de minimizar la importancia de lo que el artista esté narrando. 4. Los invitados a cualquier recepción abandonarán a todo aquel que no haga más que promoverse. Es importante en cualquier conversación asegurarse de que le demos la oportunidad a otros de hablar, para que en correspondencia, nosotros también podamos insertar nuestro propio mensaje. 5. La mejor auto-promoción es la que se lleva a cabo sin hacer ningún anuncio explicito, sino más bien influenciando al interlocutor para que nos de pausa para hablar acerca de aquello que nos interesa. Por ejemplo, a los artistas internacionales les puede gustar exagerar el cansancio producido por sus frecuentes vuelos, puesto que ésto generalmente significa que tienen una ocupadísima agenda de viaje y que se encuentran en gran demanda. Utilizar el tema de su cansancio y frecuentes vuelos puede ser una manera elegante de dar pie para hablar acerca de su trabajo, siempre y cuando sean invitados a hacerlo. Las conversaciones pueden ser como “es que estoy tan cansado por que acabo de llegar de Ámsterdam”. ¡Oh! ¿Qué estabas haciendo en Ámsterdam?, etc. 6. Es importante recordar que si no se nos pregunta sobre nuestro trabajo (en cualquier ámbito que lo desarrollemos) lo más seguro es que no tenga la valía suficiente como para que los otros quieran hablar de él, indicativo de que tenemos la audiencia equivocada para ese propósito. 7. Aquellos que llevan consigo postales con su obra, deben asegurarse de distribuirlas con buen gusto y no como alguien que reparte volantes a cada peatón. Idealmente, únicamente se entregarán postales sobre la exhibición cuando se le pregunte sobre su próxima exhibición. 8. Durante las conversaciones colectivas en las inauguraciones, es una tendencia común entre los artistas y curadores el apropiarse de la palabra, iniciando una interminable recitación de todos sus proyectos. Dicha tendencia no sólo es de pésimo gusto, sino que también es contraproducente y sospechosa –bajo el razonamiento de que, si uno tiene muchos proyectos y los toma seriamente, no perderá el tiempo asistiendo a eventos sociales. Aunque éste manual no recomienda a sus lectores el señalar esto a su interlocutor, queda entendido que algunas personas podrán responder con frases del tipo “!wow!, estás tan ocupado, quizás deberías regresar a casa a trabajar en lugar de estar aquí con nosotros”. El código de vestido durante las inauguraciones. Las prendas adecuadas para cada inauguración dependerán, por supuesto, del tipo de espacio a visitar y del tipo de inauguración a la que se asistirá. Idealmente, debe uno estar familiarizado con el estilo de las inauguraciones que la galería organiza con el objeto de llegar a una decisión informada. Algunas galerías animan a sus visitantes a asistir con camisas hawaianas, mientras otras desaprueban cualquier cosa que no sea Prada (o un saldo de marca, si uno no tiene los suficientes recursos). Únicamente a los coleccionistas se les da completa libertad para vestir como lo deseen, puesto que no están bajo ninguna presión por impresionar a nadie. Existen, por supuesto, aquellos artistas que gustan de vestirse y comportarse de una manera extravagante y lo harán en cualquier tipo de inauguración o evento social de alto nivel. De acuerdo a algunos de ellos, esto no es debido a su interés por llamar la atención, sino simplemente no pueden comprometer su personalidad artística para cumplir con las expectativas de la moda para una ocasión formal. Algunos de estos artistas llegaran con utilería –sombreros floreados, osos de peluche, ropas provocativas o reveladoras, lanzas o capas doradas. No es apropiado que los demás visitantes critiquen sus decisiones de moda o se rían de ellos –debido a que el hacerlo sería tan cruel como ridiculizar su arte en público. A estos artistas se les conoce como de creatividad reprimida, puesto que han tenido la mala suerte de no encontrar suficientes formas de expresarse a sí mismos dada la ausencia de interés en su obra. Es pues, importante tratar a estos artistas con el mayor respeto, confiando en que, con la aceptación colectiva lograrán trascender su creatividad reprimida.
01.01.2008
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