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Regreso al Futuro, el Futuro de RegresoRevista Umělec 2008/101.01.2008 Cristian Neagoe | Teoría | en cs de es |
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Imaginen esto: Un sujeto caminando en una galería, molestando a todos, observando las paredes como si estuvieran pintadas con mierda. No está viendo las obras de arte, solo se fija en los espacios entre ellas. Las obras reciben la misma mirada de mierda. Va vestido con una camiseta negra que dice “M-am plictisit”. Esto es “Estoy aburrido” en Rumano. De un verde fluorescente, con un distinguido toque de diseñador, pues las letras están formateadas de una sutil forma artísti-farsa que inmediatamente capta la mirada del conocedor
… OK, ahora que se lo imaginaron, consideren que yo lo estoy describiendo al mismo tiempo, mientras estoy escribiendo sobre una exhibición en la que nunca he estado. “¿Es esto algo así como, ético?” Si el arte es aquello con lo que puedes salirte con la tuya, así es también la crítica. Gracias. Tengan esto en su memoria por tan solo unos cuantos momentos más y no se aburran todavía, puesto que muy pronto estaremos inmersos en algo de la historia reciente. ¿Ya dejaron de entenderme?. En la Rumania comunista, la policía secreta se llamaba “Securitate”. Claro, imaginen que: eso es “Seguridad” en Rumano. Esta institución, encargada de proporcionar confianza y seguridad empleaba a 11,000 agentes y alrededor de medio millón de gente durante el reinado de Nicolás Ceausescu. A los niños se les enseñaba en las escuelas a denunciar a sus padres si los escuchaban hablando en contra del régimen. Muchos de ellos actuaron de acuerdo a este precepto. A la gente se le encarcelaba y se le ponía a cavar un inútil canal entre el Danubio y el Mar Negro de 64 kilómetros de longitud. Al concluir esta obra, se les puso a cavar otro canal, esta vez entre Bucarest y el Danubio. Otros 73 kilómetros. Sin concluir, inútil. Por supuesto, todo el mundo sufre, no deberíamos hacer tanto escándalo por eso. La gente continúa muriendo alrededor del mundo debido a la represión política. Aún así, nuestro sufrimiento personal siempre es mayor que el de otra persona. No tenemos acceso a los sentimientos de nuestros congéneres. Solamente podemos tratar de compararlos con los nuestros en situaciones similares. Es una comparación muy mala, pero es lo más que podemos aproximarnos. Los rumanos pasamos por este gran accidente histórico que duró medio siglo y del que apenas nos estamos recuperando. Mucha gente solo quiere olvidar, mientras que otros quieren exprimir toda la verdad, aún si es doloroso.. Los servicios secretos archivaron reportes sobre todos los potenciales “enemigos de pueblo”, acerca de cada “elemento descompuesto” que no pudiera alzarse a los niveles de la “Nueva Sociedad”. Existen alrededor de cuatro millones de archivos. Esto es un alucinantemente inmenso archivo para una nación de 22 millones de ciudadanos. Simplemente parece lógico que la gente que colaboró con la Securitate esté preocupada por desaparecer sus archivos. Sin embargo, reciben un inesperado apoyo de las generaciones jóvenes. Cansados y aburridos por todos los escándalos políticos que rodean algo que ellos no han vivido, responden con indiferencia y, cuando se les incita a tomar una posición, dicen “a la hoguera con todos los hijos de puta y terminemos con esto”. Ahora que estamos en contexto, regresemos a la exhibición en la Galería Nouà de Bucarest, abierta solamente durante tres días en Noviembre de 2007. Todo, desde el título hasta el sujeto con la camiseta (quien era en realidad parte de la exhibición, miembro del dúo Sonokolor) corresponde al anterior contexto. “Regreso al Futuro”, así es como Vlad Nancà, curador de la exhibición, la intituló. Escogió ese nombre por numerosas razones. Primero, ahí está el significado evidente –nuevamente hagamos un pequeño viaje a través de nuestra historia de sufrimiento y nuestra carencia de agallas. Regresamos y cavamos bien y así es como nos enfrentamos al futuro, recuperando nuestro pasado. No has forma de tener un futuro, se podría decir, sin estar familiarizado con el pasado. Esto funciona tan bien entre los individuos como entre las naciones. En esta interpretación, “Regreso al Futuro” trabaja de la misma manera que un trineo lo hace. Así que, tenemos la traducción literal del título en Inglés, lo que en rumano suena como “Ce spatele la viitor”, que quiere decir “Volteando la espalda al futuro”. Este es el subtitulo de la exhibición, lo que nos da una pista más sobre lo que veremos aquí. (Desde luego, yo no lo vi y ustedes no lo verán, por lo que estamos tranquilos con eso, ¿correcto?). El tratar con el futuro dándole la espalda primero sería una más de las actitudes comunes en la Rumania contemporánea: ¿A quién le importa lo que pase si borramos nuestro futuro? Las cosas siguen su propio curso y no hay nada que podamos hacer”. Este es el tradicional punto de vista fatalista, lo que podría estar mucho más cercano al verdadero estado de cosas de lo que estaríamos dispuestos a admitir. Finalmente, ahí está esa referencia a esta loca comedia de ciencia ficción filmada en los ochentas, que fue extremadamente popular en una Rumania hambrienta de consumir tanta basura Americana como fuera posible. Recientemente la volví a ver, por cuarta ocasión, y creo verdaderamente que no existe una línea en ese argumento que haya sido escrita sin haber consumido una gran cantidad de marihuana con anticipación. La trama es sobre unos tipos que viajan en el tiempo hacia el pasado y todo lo desarreglan, así que tienen que componerlo y regresar al futuro inicial, sin tener los medios tecnológicos para hacerlo. El proyecto de Tudor Prisacariu, Entropy.ro (lo más definitivo que se puede ser, utilizando este nombre, si me lo preguntan) es un viaje fotográfico por toda Rumania que se propone documentar los cambios reales y evitar los clichés turísticos que componen la imagen simplista del país. Prisacariu retrata la construcción, como brote de hongos, de hipermercados y la preservación de habitats rurales en medio de la ciudad, entre otras “simplemente sorprendentes” y “fabulosamente inspiradas” imágenes (éstas son las no muy inspiradas frases que el gobierno utiliza para promover el turismo en Rumania). Mirando retrospectivamente a los tiempos comunistas, lo primero que viene a la mente de los rumanos son las colas. Las infames colas eran tan desagradables que se convirtieron en el símbolo del malestar. A uno se le permitía comprar cierta cantidad de huevos, pero nunca se sabía si al final habría suficientes para uno. Así que se iba a la “Alimentara” horas antes de que abrieran solo para encontrarse con que ya había gente esperando. El miedo constante a no tener que llevar a la mesa es intercambiado en las fotos en blanco y negro de Vlad Nancà con una diferente preocupación, tan perturbadora como es hilarante. Nunca se retrata entrando y saliendo (sin hacer ninguna cola) del supermercado Angst, una cadena de diecinueve tiendas en Rumania, conocidas por sus apetitosos olores a col hervida. Irónicamente, esos eran los más atractivos de todos los olores hace solo dieciocho años. Anca Benera encuentra que las estatuas y su constante transformación son la más significativa encarnación de la forma en la que nos relacionamos con el poder. De otra manera, ¿por qué estarían las furiosas hordas tan determinadas a destruirlas, a bajarlas de su pedestal y castigarlas por lo que representan? Desafortunadamente, los monumentos públicos no son fáciles de destruir, así que la enojada multitud escupe sobre ellos y sigue adelante, no se, quizás a incendiar una biblioteca o llevar a cabo algún atraco multitudinario decente. Algunas estatuas permanecen por décadas en el patio trasero de un palacio, tal cual es el caso de la estatua de Lenin, que toma una profunda inspiración en el video de Benera y recuerda todo a través de violentos flashes, mientras que otras reciben modos de empleo mas prácticos. El Lenin ecuestre que Benera esculpió comenzó como “un sentimiento de ambigüedad generado por una doble transferencia simbólica –la de utilizar la estatua ecuestre fundida de Carol I para esculpir la de Lenin y acerca de la actualmente discutida hipótesis de volver a hacer la estatua de Carol I, utilizando exactamente el mismo bronce de la estatua de Lenin, dice el artista. Las estatuas atraviesan por intensas transformaciones morfológicas y de identidad pero, ¿Qué pasa con las estrellas una vez que desaparecen? Por supuesto, se van a continuar su vida secreta en una isla desconocida. Prosiguen con sus lujosas vidas en nuestra imaginación, mientras nosotros, los millones de personas ordinarias relacionadas íntimamente con sus imágenes construidas, no podemos aceptar que simplemente desaparecen. No le está permitido a uno el simplemente morir cuando se ha convertido en un ídolo, esto lo parece implicar el artista Dragos Platón, al pintar sus cuerpos desnudos en un estilo infantil, paseándose con un cocktail o un brazo flamígero, haciendo el saludo nazi desde un trampolín o molestando a todo mundo con las mismas viejas canciones. Hitler, Mao, Elvis, Ceausescu, Lady Di, Saddam, Bruce Lee, todos se divierten y se aburren a su manera en ese no tan feliz retiro. Mientras tanto, Mircea Nicolae coloca falsos letreros que indican “Monumento Histórico” en proyectos habitacionales comunistas. ¿Quién sabe que es más exótico –la isla o el bloque de apartamentos? Daniel Gontz y Cezar Làzàrescu lidian también con la pesada presencia del bloque de departamentos. Pero, mientras que Gontz juega con él haciendo de los balcones piezas intercambiables de un enorme rompecabezas de concreto, Làzàrescu crea un collage fotográfico ofrendando la salida de emergencia –“en caso de incendio, rompa el cristal”. Para muchos, el creé, Rumania está caliente como el infierno. Dadas las múltiples interpretaciones del título de la exhibición, mirando las obras y la forma en que se relacionen entre ellas, uno toma una profunda respiración, alza los ojos al cielo y da gracias por que no es este el tipo de exhibición que pretende establecer un hito. Puede ir en ambas direcciones (hacia el futuro o en contra de el) así como también puede ser una gran farsa. Como el Dr. Emmett Brown lo expresa en la película Regreso al Futuro: “A donde vamos, no necesitamos caminos”.
01.01.2008
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