Revista Umělec 2008/1 >> Obras Clásicas de la Teoría Estética. Alain Badiou: El Arte es Verdad. | Lista de todas las ediciones | ||||||||||||
|
|||||||||||||
Obras Clásicas de la Teoría Estética. Alain Badiou: El Arte es Verdad.Revista Umělec 2008/101.01.2008 Karin Rolle | Teoría | en cs de es |
|||||||||||||
El filósofo francés Alain Badiou, nacido en 1937, ha escrito un manifiesto del arte. Tras medio siglo de post-modernismo y arbitrariedades, invoca nuevas responsabilidades: el arte debe articular una verdad específica; debe de tener un efecto liberador.
“Estamos cansados del fin del arte. (…) Proclamemos los derechos artísticos (…) nuevamente deshumanicemos la verdad. Aceptemos una vez más que estamos permeados por la verdad (o la belleza, que es lo mismo)… Este es el claro lenguaje de un manifiesto que no se amedrenta ante las grandes interrogantes de la filosofía y en cambio las presenta forzosamente al lector: el arte debe llevar a una verdad específica, que forme los cimientos para la emancipación de la sociedad. El Tercer Borrador de un Manifiesto para el Afirmacionismo, publicado por Alain Badiou en el verano del 2007, fue precedido por su Pequeño Manual de la in-Estética (2001), cuyas ideas centrales aparecen en la nueva publicación en formato trenchant (adecuado). El pensamiento de Badiou se basa en dos premisas. Primeramente, tras un periodo interminable de discurso –lapso para la deconstrucción de las declaraciones obligatorias- Alain Badiou impulsa la existencia de modelos universales de verdad. En segundo lugar, una forma específica de la verdad está representada por el arte, el que, de acuerdo con Badiou, ocupa su propio lugar en el espacio, junto a la ciencia, la política y el amor. Aún así, ¿Cómo podemos imaginarnos la verdad específica del arte en términos concretos? Badiou describe la escena del arte contemporáneo como la dialéctica entre las industrias culturales y un supuestamente subversivo impulso del romanticismo formal entendido como una forma arbitraria, post moderna, del arte. Mientras que las industrias culturales siguen las leyes del mercado y se tornan aún más bombásticas, el romanticismo formal piensa que puede evitar las leyes de la circulación. Este contra-movimiento, sin embargo, se pierde en una juguetona repetición de ideas y formas; por esto, el supuesto contra-movimiento hacia la comercialización, nos dice Badiou, adopta más y más las leyes del mercado. Un nuevo arte afirmativo, por otro lado, debe adaptarse para evitar las leyes de la circulación, romper con el formalismo repetitivo y con esto describir una verdad específica. Aún si las explicaciones de Badiou acerca del arte afirmativo permanecen vagas, es claro que insiste en implementar este rompimiento con la repetición mediante una composición formal innovadora. Una pieza de arte afirmativo tiene que estar bien pensada y consistentemente hecha; tiene que aventajar lo ya logrado en un tiempo particular y sintetizarlo para convertirlo en una verdad universal. Tras medio siglo de crítica de los mode los universales de la verdad, las afirmaciones de Badiou llegan con un estruendo. Lo sitúan muy lejos de la vieja generación como Michel Foucault, Deleuze o Lyotard. Sin embargo, no sigue sus pasos. Alain Badiou no demanda una verdad positiva. En lugar de ello, toma la inseguridad de la verdad, la considera y se le aproxima heuristicamente. Siendo que, al final, la verdad no puede identificarse en términos positivos, debemos aferrarnos a la obligación de la verdad. La idea de Badiou sobre la verdad es ontológica. Como la mayoría de los pensadores franceses de la segunda mitad del siglo 20, Alain Badiou se ha inspirado en la ontología de Heidegger. La verdad está entretejida con un evento; es un instante en el que algo nuevo aparece. Se reconoce a “lo viejo” como algo obsoleto en una forma de negación, en el proceso de establecer límites, los arreglos caducos experimentan una expansión. Cuando Badiou habla del arte verdadero, primero y primordialmente se refiere al lenguaje y la literatura. Su teoría del arte habla particularmente de los grandes escritores como Stephané Mallarmè, Fernando Pessoa o Samuel Beckett, sin embargo, con respecto a la pintura Badiou hace referencia a Picasso y, en lo que se refiere a la música, a Schònberg. Son los modelos para un nuevo arte que conlleva un principio no comprometido, lógicamente pensado y realizado, compuesto con precisión y arreglado consistentemente. El arte afirmativo, entendido en este sentido, no tan solo es el heraldo de una revolución artística sino que también se las arregla para formular una crítica a la sociedad. Está orientado contra la circulación del capitalismo y contra el minado de la democracia por la comunicación sin fin. Concluye Badiou: “Es por esto que el verdadero arte es lo que interrumpe la circulación y no comunica nada”. El manifiesto de arte afirmativo de Badiou tiene que entenderse principalmente como parte de su teoría política. Entonces, no podemos simplemente aislar sus pensamientos sobre el arte de su trabajo y transferirlos al arte. Badiou triunfa, sin embargo, al articular una demanda por una obra de arte cuya cualidad no sea determinada por un “discurso interminable sobre arte”, sino por lineamientos obligatorios. Los momios están elevados, el arte verdadero es acerca de la emancipación de la sociedad –para Badiou, el arte es la verdad.
01.01.2008
Artículos recomendados
|
Comentarios
Actualmente no hay comentariosAgregar nuevo comentario