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Profesión: Holgazán de Sofá
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Año 2008, 2
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Profesión: Holgazán de Sofá

Revista Umělec 2008/2

01.02.2008

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dedicado a Filip Přihoda

Quizás estén de acuerdo conmigo cuando digo que no es divertido estar desempleado en la sociedad actual. Si a ésto le agregamos el carecer de una educación universitaria, entonces es una verdadera desgracia. La persona debe registrarse en las oficinas de trabajo, donde en más ocasiones de las que se pueden contar, se le ofrece algún tipo de trabajo mediocre y recibe un pago de la Seguridad Social en cantidades que evitan que tenga que vivir en la calle o morir de hambre. Mientras, frecuentemente tiene que escoger entre estos dos males.
Hace poco, yo mismo me uní a las filas de estas desafortunadas personas. Pronto me di cuenta que no encontraría trabajo en las oficinas de empleo. Empecé a contemplar, para qué profesión estaría capacitado alguien como yo –un hacker de segunda categoría que hasta ahora trabajaba con equipos de televisión o en bibliotecas para graduados. Por supuesto, no puedo dejar fuera mi experiencia de tres meses como portero en una pastelería. Mis amigos del procesador de palabras me aseguraron que nunca obtendría un trabajo a tiempo completo en un periódico o en una publicación semanal. Y de ninguna manera podría mantenerme meramente con contribuciones freelance. Entonces consideré ver a mis antiguos amigos del “wet quarter” con la esperanza de que quizás, en el ambiente jovial de los pubs, podría enterarme de alguna posición lucrativa.
El dueño del pub, donde estábamos sentados, me dijo que si yo fuera una encantadora rubia, sin ninguna preocupación por consumir grandes cantidades de alcohol, me vestiría con un disfraz de colegiala y me contrataría como auxiliar –equivalente cantinero de las animadoras. Parece ser que en los últimos meses cada vez menos gente frecuenta su pub. Así que se le ocurrió que una chica atractiva con un vestido ajustado, que marchara triunfalmente a su bar acompañada por los sonidos de una orquesta y en un pequeño lapso de tiempo consumiera una cantidad considerable de licor, podría estimular a los regulares para que tomaran más. Ésto aumentaría las ganancias. Desafortunadamente no soy mujer y él no estaba interesado en un auxiliar masculino.
Conforme pasó el tiempo y aumentó el número de marcas en nuestra cuenta del bar, la cantidad de propuestas variadas sobre cómo sortear mi precaria situación aumentaba también. Un amigo, que se había casado bien recientemente, propuso que debía buscar a una esposa rica que se hiciera cargo de mí, en lugar de un trabajo. Así que inmediatamente se puso a redactar el texto de un aviso personal confidencial:
“Poeta sin éxito, a veces atractivo, aún soltero, alcohólico triunfador, de 29 años, sin niños, sin apartamento propio, desempleado pero con su propia y extensa colección de libros, busca encantadora, joven, considerada, cariñosa y millonaria. Mi lema es: ¡Tu dinero nos mantendrá felices hasta que la muerte nos separe!”
Mi amigo dudó por un segundo ante la palabra “millonaria”, dándose cuenta que también podríamos haber puesto “billonaria”; Sin embargo, tomando en cuenta las condiciones en la República Checa, decidimos que sería mejor utilizar el original millonaria después de todo. El cantinero, relativamente sobrio aún, que en ese momento entregaba una nueva ronda de cervezas, me comentó que solamente una mujer atrapada en su infancia, enredada en sus memorias de una juventud en la Primera Republica, contestaría a ese aviso personal. Traté de reflexionar en sus palabras y eventualmente tuve que admitir que probablemente tenía razón.
Muy bien, no me casaré. Pero entonces, ¿Qué puedo hacer? ¿Qué sé hacer? ¿Qué hago más frecuentemente? ¡Finalmente vino a mí!.
La mayor parte del tiempo me enfoco en no hacer nada. Simplemente holgazaneo en el sofá con un libro. En pocas palabras me acomodo, me volteo o permanezco sin moverme. Otra forma de decirlo es descanso después de descansar. Algunas veces, aquellos cercanos a mí han llegado a llamarme un flojazo de sofá. ¡Eso es! Convertiré en fortaleza mi debilidad. ¡Me convertiré en un holgazán de sofá! Ya puedo ver el slogan en el anuncio: ¨Holgazanear es una actividad de tiempo completo muy absorbente, así que no se pierda esta oportunidad y alquile un holgazán de sofá que permanecerá sin hacer nada por usted!”
El segmento de mercado al que dirigiré mi mercadotecnia, serán los nuevos ricos y aquellos sobrevivientes de las viejas familias nobles. Si pueden permitirse emplear a jardineros y criadas, entonces ¿Por qué no emplear a un holgazán de sofá? Mi trabajo consistirá en descansar en las diferentes habitaciones de sus hogares durante el día. Si un visitante llega de improviso y le pregunta al mayordomo “¡Quién demonios está acostado en el sofá del salón recibidor!”, la dama de la casa podrá responder, “¡Ah! es el Sr. Victor, nuestro holgazán de sofá! Ya lleva descansando con nosotros dos meses y es un cielo. ¿Puedes creer que en su tiempo libre, cuando necesita cambiar de posición de un lado a otro o sobre su estómago, se da tiempo para escribir poesía?, ¡Me faltan las palabras para alabarlo!, ¿Quieres decir que todavía no tienes tu propio holgazán de sofá?, ¡Bueno, debes rectificar esa situación inmediatamente!, si lo deseas, yo te prestaría al Sr. Victor por el fin de semana, ¡pero deberás pagarle bien! ¡Gana tanto como mil coronas por hora de descanso!”.
En cuanto expresé estos pensamientos, todos mis amigos quedaron inspirados a más no creer. Proclamaron mi gloria eterna y me solicitaron puestos como holgazanes de sofá cubre turnos, por si alguna vez sufro de diarrea, y no puedo presentarme a trabajar. Así que muy temprano por la mañana, abandoné el pub para saludar a un nuevo día con la alocada sensación de que un hombre inteligente, trabajador como yo, de alguna manera, ¡no está perdido en este mundo cruel!







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