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Entrevista con Robert Shapazian
Revista Umělec
Año 2008, 1
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Entrevista con Robert Shapazian

Revista Umělec 2008/1

01.01.2008

Aaron Moulton | catálogo | en cs de es

Durante muchos años fue usted director de la Galería Gagosian en Los Ángeles así como coleccionista de arte y fotografía surrealista. En su trabajo como marchante de arte, ¿Qué tanto de sus propios intereses estéticos y de desarrollo del arte contemporáneo se extrapolaba con lo que estaba vendiendo?
Fui director de la Galería Gagosian en Los Ángeles durante diez años; me retiré hace dos años para dedicarme a otras cosas más importantes para mí. He coleccionado arte desde que era un adolescente, mis intereses han incluido arte Asiático, muebles Franceses del siglo XVIII, fotografía experimental desde 1839 pasando por el surrealismo, libros ilustrados Rusos, Marcel Duchamp, Andy Warhol, arte moderno y arte contemporáneo. Así que, mis comentarios deben considerarse en el contexto de mis fuertes intereses personales y mi lugar específico en el negocio del arte.
En respuesta a su pregunta: sí, todo lo que hice en la galería estuvo fuertemente influenciado por mi muy personal relación con el arte. Debido a que un coleccionista se apasiona por sus propios intereses, me tomó tiempo antes de involucrarme y entusiasmarme por los diversos gustos e ideas de otros –de los varios coleccionistas y compradores que visitaban la galería. Al paso del tiempo, aprendí a respetar los deseos distintos a los míos. Algunas veces, estaba influenciado por consideraciones comerciales –muy atento para poder comprar obras apropiadas para venderlas. Pero, esencialmente, quede fascinado por las inmensamente diversas razones que la gente tiene para adquirir obras de arte y para albergar fuertes sentimientos hacia ellas. Algunas veces, no es muy bueno comprarle a un negociante que al mismo tiempo es un coleccionista del mismo arte que a usted le interesa: el negociante puede estar comprando contra usted –quedándose con las obras verdaderamente buenas. No soy un santo, es cierto. Pero, usualmente yo trataría de influenciar a los coleccionistas a comprar lo que yo creía era lo mejor, darles mi mejor consejo personal. Frecuentemente me pregunto, por qué hacía esto, puesto que dejé de adquirir algunas grandes obras para mi. Creo que la razón es que, soy un maestro (o alguien enamorado con su propia representación verbal), así que tenía una tendencia a involucrarme demasiado. Debido a que la inversión monetaria no fue nunca una razón para mis propias colecciones, usualmente me dejo llevar por mis ideas y sentimientos. Probablemente nunca fui del mejor tipo de negociante de arte comercial. Después de todo, el papel esencial de un negociante es el de “negociar” o, como lo decíamos frecuentemente en tono de broma en la Gagosian, “generar una factura”. Aún cuando me gusta comprar y vender cosas, no es lo esencial para mi larga y, probablemente infantil afinidad con el arte. Un gran amor mío habla con los artistas acerca de su obra. Accedo en profundidad al objeto y la persona. Eso me conmueve e inspira.

¿Quién creé usted que tenga un lugar no lo suficientemente valorado en el mercado o cuya obra haya sido subvaluada debido a no reunir las expectativas de lo hegemónico en el mercado?
¿“Buena” a ojos de quién? Personalmente, no estoy enteramente sincronizado con el mercado actual del Arte Contemporáneo. Quiero decir, creo que hay mucha obra mediocre impulsada al centro del escenario. La industria del arte necesita producto, acción, energía e inventario, debe tener algún atractivo para diferentes puntos de vista. Es un mercado –un bazar. Todos pregonan sus mercancías, abrillantándolas y tratando de revestirlas de diamantinas. Esto no es bueno ni malo; tan solo es la realidad del enorme mercado que existe para las obras de arte actualmente. Intensa negociación, especulación, promoción, burbujeo, confrontaciones con otros bienes de lujo -. Todo esto es un reflejo de nuestros tiempos. El mercado del arte y el mundo del arte se conforman y también confrontan, a la vida alrededor de ellos. Es fascinante y complejo, real. Esto tiene una gran importancia – les guste o no.

Viceversa ¿Qué obra estamos forzados a apreciar solo por que el mercado así lo dicta?
Creo que hay varias. “El mercado” es un fenómeno complejo que incluye valuaciones de obra validas así como promoción poderosamente influenciada. Al examinar la carrera de un artista específico, se observan las fuerzas que están en juego. Es difícil generalizar sobre las razones del éxito en el mundo y el mercado del arte.

¿Cómo describiría la manera en que la atmósfera para coleccionar y vender arte ha cambiado en la ultima década?
Durante ésta última década, el negocio se ha intensificado en todo sentido. Esto se inicio alrededor de 1980. Antes de eso, el mundo de arte era un lugar relativamente tranquilo y privado. En los primeros años de la década de los sesenta, cuando empecé a coleccionar seriamente, nunca pensé en las ganancias monetarias. Tan solo confiaba, si alguna vez me veía necesitado de dinero, podría recuperar lo que había gastado por una obra de arte. Todos mis conocidos eran así. Entonces, podía uno visitar los grandes museos del mundo y encontrar tan solo unas pocas gentes deambulando en ellos. Era esotérico y callado. Había poca gente en las grandes galerías del Louvre, aparte de los aficionados y estudiantes que ponían sus caballetes frente a las obras maestras, enfrascados en copiarlas. Lucía muy “antes de la guerra”. Por supuesto, la mega-gigante exposición itinerante no había sido inventada. Creo que este mega suceso y todas sus permutaciones, es un invento de nuestro tiempo. También he sido testigo de la creación de la categoría de coleccionista de fotografía. Cuando empecé a coleccionar fotografía, muy poca gente lo hacía y había muy pocos negociantes. Cuando buscaba fotografías surrealistas en París, muchas personas no podían creer que yo las enmarcaba y las colgaba en la pared, como una obra de arte. De hecho, en la Bibliotheque Nationale (Bilioteca Nacional), muchas fotografías importantes que entraron a la colección en los primeros días, llevan el sello de tinta BN justo en el centro de la fotografía. Para los curadores, la fotografía era solamente un documento.

¿Va usted a los remates?
Como negociante, voy. Pero, a las muestras previas solo asisto si hay cosas que quiero ver, Nunca iría a un remate, solo para observar la acción. Muchas personas lo hacen. A mi simplemente, no me interesa.

¿Qué tan relevante es el termino “justo valor de mercado” en este campo?
Básicamente, el valor monetario actual de un objeto es el precio de su última venta, si el clima económico está estable. En general, así funciona el sistema para cualquier mercancía. Una obra de arte se convierte en una mercancía cuando entra al mundo del comercio. Naturalmente, existen aberraciones que son evidentes para aquellos que siguen el mercado: algo puede convertirse en muy barato, o muy caro. La gente (el mercado) siempre está tasando las cosas. Eso es hacer negocios.

Recuerdo haber asistido a remates en Nueva York y ser capaz de identificar a todos en la audiencia, consciente de las relaciones que tenían entre la gente que pujaba contra o a favor de la obra que se remataba. Esto no es nuevo, solo me pregunto cuál es su opinión sobre el por qué el periodismo no reporta o analiza éstas relaciones. ¿Qué gana un reportero al dejar de nombrar a los involucrados?
Creo que muy recientemente esto ha cambiado pero solo ligeramente.
En nuestro tiempo, el periodismo tiende a ser muy superficial. También, las personas en el mundo del arte tienden a ser exageradamente discretos, o a decir cosas con ulteriores motivos. Es una nuez muy dura de cascar, a no ser que un escritor esté dispuesto a hacerlo en realidad.

¿Por qué los propietarios de galerías frecuentemente pujan por sus colecciones, especialmente por las obras de los artistas que tienden a representar? ¿No da esto la apariencia de que el dueño está inflando sus propios intereses de mercado?
Cuando un negociante puja en un remate en nombre de un cliente, ambos desean demostrar públicamente que son “jugadores” de valía. La intención es hacer un gran espectáculo –inflar la imagen de prestigio implícita del negociante que demuestra que tiene un cliente rico, y del cliente que muestra que es un “tipo importante” a los ojos de su negociante. Por supuesto, la obra de arte que persiguen en el remate debe ser del tipo que los ayude en esta calculada demostración de importancia. Esto puede añadirle drama al mercado del artista, pero no esta fuera de lugar con otra importancia que pudiera tener. Le añade un poco de drama al mercado del artista, pero no le excluye de otros métodos de promoción actualmente utilizados en la industria, algunos de los cuales pueden ser muy desviados y extremos.

¿Qué me dice de las casas de remate pujando por sus propios lotes?
Es ilegal para los dueños de lotes en consignación el pujar por ellos en un remate. Esta cláusula está presente en todos los contratos de consignación para remate. Todos los propietarios de lotes consignados, ya sean individuos o casas de remate, deben atenerse a esta regla. Existe para evitar la manipulación de los precios por el propietario, para su beneficio. A todos los propietarios debe hacérseles responsables. De otra manera, es algo incorrecto.

Con el reciente artículo sobre las exhibiciones subsidiadas que apareció en el New York Times , ¿Qué tan unidas hoy en día creé usted que están las instituciones comerciales y públicas en términos de agenda?
Para todos es evidente, el dinero se ha convertido en un ingrediente extremadamente importante. Su preeminencia incluso ha influenciado a la “estética”. La forma en que “vemos” ciertas obras es sutilmente afectada por nuestra percepción de su valor monetario y por la adulación. Cualquiera que no reconozca esto está ciego o es muy peligroso. Los museos están involucrados en numerosas relaciones que unen al dinero y las obras de arte. Esto forma parte de nuestros tiempos. También es uno de los criterios importantes de “lo moderno”. Después de todo, Courbet y, a partir de él, los Impresionistas fueron muy conscientes del mercado, de la presentación, de generar atención e incrementar las ventas. Después de Warhol, todo eso es más intenso. Andy vio esto claramente y con gran beneficio. Por eso es que me parece fuera de lugar que el MOCA se rehúse a obtener una parte de las ganancias de la tienda Vuitton en su exhibición de Murakami. Por cierto, esa tienda es un gran añadido a la exhibición puesto que el comercio y el negocio de la moda son inherentes al arte de Murakami. Él ha sido brillante, atrae la atención como un magneto, muestra de su relevancia. No está completamente claro por qué el MOCA se rehusó a compartir las ganancias de la tienda. ¿Fue una decisión basada en la estética o tenía miedo el museo de perder su estatus como institución libre de impuestos por ser un descarado socio comercial de Vuitton? Sin importar lo anterior, Vuitton donó dinero al museo de otras maneras –así que las interrelaciones son complejas. Dadas las numerosas fuerzas presionando a los museos en la actualidad, es inevitable que sean utilizadas para lograr algunas ganancias privadas. Ciertamente, este no es el ideal. Al mismo tiempo, el gran capital ejerce influencia sobre el mundo y el hacer del arte. Los museos deberían ser completamente francos acerca de esto, tal como lo fue Warhol. Desde luego, si hay una crisis, muchas cosas pueden cambiar.

En definitiva, debe uno reconocer la presencia de lo comercial, puesto que es real y, por esto, llena de significado. Personalmente no estoy interesado en que el dinero y la promoción personal se inmiscuyan en mi relación con el arte.
No soy ningún santo, créame. Simplemente es la forma que lo siento, debido a mi naturaleza, mi generación y mi historia.

¿Existen estructuras autónomas que puedan operar fuera de lo que está siendo determinado por las revistas más importantes?
Por supuesto. Pero estas estructuras no son el centro de la atención. La corriente principal es la atención, obtenerla y darla, de diferentes maneras. Si no estás operando en el centro, te abandonan de lado. Ese exterior es extraordinariamente rico tanto intelectual como estéticamente, pero la mayoría de la gente no está interesada en pasar tiempo en él. La mayoría quiere ser vista como “jugadores” en el ring central. Eso define su relación con las obras de arte. Por ejemplo, si las obras de arte tuvieran poco valor monetario y publicitario, ¿Cuántas personas se interesarían en el arte actual? Su número no incrementaría, créame.

¿Dónde encuentra uno una evaluación honesta del panorama cultural que no estéinfluenciada por la agenda? ¿Existe siquiera algo así?
Todo, viéndolo junto, es una evaluación honesta del panorama cultural y todo participa en algún tipo de agenda.
Esa es la realidad. No está ni bien ni mal. Es la verdad y es fascinante.

En sus viajes, ¿Ha encontrado estructuras alternativas para el arte que parezcan permitir un flujo más transparente?
Donde los grandes precios no estén presentes, donde no esté la omnipresente prisa de comprar y vender: la vida sería más sencilla y más influenciada por una amplia variedad de emociones personales. La intimidad y la introspección no son características del mercado masivo.

¿Son mis preguntas ingenuas?
No lo creo. Sin embargo, estos temas son complejos y tienen un gran significado en términos de nuestra cultura, sociedad y valores. Como sea, déjeme recordarle una perspectiva que ha sido trágicamente olvidada en nuestros días. Lo declara hermosamente Charlotte Perriand: “Le sujet n´es pas l`object, c`est l`homme” (El Tema no es el objeto, es el hombre). Quiero decir, los objetos no son la meta; la meta es la vida humana. Esta idea no es generalmente valorada en nuestra cultura, no en el mundo del arte, no en la “industria del arte” actual. Tenemos a nuestro alrededor excesos de todo tipo y aún así, íntimamente, un empobrecimiento esencial.



Esta entrevista se realizó en ocasión de la muestra grupal titulada “Mundo del Arte”, presentada de noviembre 25 de 2007, a enero 10 del 2008, en el FEINKOST, Berlín.




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