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El arte de la guerra: CaleidoscopioRevista Umělec 2009/101.01.2009 Alena Boika | guerra | en cs de es |
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El arte puede representarse en varios géneros.
Al intentar definir qué significa un término tan específico como “el arte de la guerra”, he decidido mostrar su modesta variedad. EL CINE: LOS BUENOS Y LOS MALOS En Moscú se pueden comprar DVDs con películas sobre Chechenia a cada paso. En cierto modo también son arte. Las herramientas que se utilizan son las mismas: dibujos infantiles sobre las paredes de casas que explotan, combatientes de belleza viril que son capturados por el enemigo y, por supuesto, las chicas del otro bando que se enamoran de ellos y les ayudan. Es muy característico que apenas existan protagonistas “malos”. De vez en cuando aparecen los guerrilleros como los malos de la película, aunque hasta el espectador más ingenuo dudará de ellos. Todos, rusos o chechenos son buenos, lo único es que no se entiende por qué se están matando unos a otros. Casi como en la vida real en las películas no se habla mucho de la realidad, de hechos históricos y de tubos de petróleo. Severos y ásperos, pero buenos y espabilados, los soldados rusos no matan a nadie salvo a malvados guerrilleros. Si pasa algo malo, es porque alguien les puso una zancadilla. Las imágenes de la infancia suelen ser las más fuertes. Por ejemplo, los soldados rusos entran en una casa, es lo que se llama “registro” planeado (las tropas peinan el pueblo en busca del enemigo, y normalmente sufren represiones los parientes y allegados de los sospechosos de terrorismo). En el suelo está sentado un niño con una pierna, está dando martillazos a una bomba que, por supuesto, no explota en seguida, sino cuando los rusos salen corriendo de la casa. En seguida se reúnen los habitantes del pueblo, indignados por la muerte del menor y capaces de castigar allí mismo “injustamente” a los soldados. Intentando escapar, disparan en las piernas a una mujer y empieza una larga investigación sobre quién ha sido. En la vida real miles de mujeres han sido fusiladas, pero a nadie le importaba. Anna Politkovskaya, una de los pocas a las que sí le importaba, llegó a ser una de ellas. Una vez Lenin dijo que el cine era el arte más importante, pero él mismo habría dudado de sus palabras si viera los torpes esfuerzos por enseñar la bonita “verdad” sobre la guerra de Chechenia. VÍDEO: ¿EN ESTE MOMENTO TODO ESTÁ EN ORDEN? El vídeo “60 horas de la brigada de Maykop” fue colgado en youtube (http://www.youtube.com/watch?v=kH7UP2mONUs&feature=PlayList&p=7305164B369C3D89&index=0) por un usuario llamado solovey12. Más abajo vienen las conversaciones por radio que ilustran el vídeo documental. La batalla de Grozny o 60 horas de la brigada «Maikopskoy» brigade (Chechenia). 31.12.1994 - Alik, antes de que sea tarde retira a los chicos, no lo hagáis. Morirás tú, moriré yo- ¿De qué serviría? ¿Quién va a salir ganando? Tú y yo no, ¿entiendes? Si no sale bien, nadie nos va a juzgar. Mejor vente a mi casa como un huésped. Retira a los chicos, apiádate de sus madres y de ellos mismos, Alik, retira a los chicos, da la orden. - No soy un jefe tan importante como para dar órdenes así. - Alik, entiéndeme bien, de todo corazón te deseo que salgas con vida, por supuesto. Retiraos. - No tengo opciones, tengo una orden que voy a cumplir de todos modos. Voz en off: El segundo destacamento no ha llegado a la estación de trenes, ha sido eliminado en seguida. - Soy 10º, soy el 10º, estoy al lado de la estación de trenes. No entiendo quién es el jodido que está disparando desde tanques, joder, desde lanzagranadas. - Pues soy el 104º, vengo de la dirección Norte. - Ya está cerca, cerca, coño, han disparado contra el depósito. - Entendido, orientaos por el depósito. - Dos coches, dos coches, al andén. Se ve todo a través de las vías y hay que eliminarlos a todos. - Soy calibre 110. ¿Quién fue el que me llamó? - Soy estación de clasificación. - Allí enfrente, coño, donde las cajas, ¿has visto cajas? - Sí, dos pequeñas y dos grandes. - Allí en el patio va el dueño, cuatro pequeñas. - ¡Sí, las estoy viendo! ¡Veo una pequeña, dos! ¡No veo nada más! - ¡Están los nuestros yendo hacia ti!... ¡Tienes un objetivo que hay que cumplir inmediatamente! - ¡Necesitamos un guía! ¡Qué venga, joder, que nos enseñe el camino, la avenida Ordzhonikidze está bloqueada! - 11º, - 10º – cambio. - Soy el 11º – eschuchando. - ¡Exijo saber dónde está la ayuda! Hay muchos bombardeos. - Ahora lo averiguo, buscaré dónde está la ayuda. - 10º, soy el 11º– ya está llegando la ayuda, tropas de desembarco y una compañía de tropas motorizadas. ¿Me has entendido? Cambio... Hay tiroteo a tu alrededor, esconde a toda la gente en el refugio... cambio... - …disparan, coño… todo se está cayendo alrededor, estamos cercados por todos lados, hay lanzagranadas disparando desde todos los sitios. Se nos han metido por detrás, joder... Disparan de allí, coño, de la casa. Disparan desde las vías del ferrocarril, donde están los trenes, disparan hacia aquí. - Entendido, entendido, te estoy escuchando. - 11º, 11º, eschúchame, llama al 104º, ponme con él, dale la disposición, me están atacando por detrás, por detrás ya.... herido. - Entendido, entendido, te están atacando por detrás. - ¡136º, no dispares que son los nuestros! ¡Es Kamin,Kamin! - ¡Garbuzin, Garbuzin, son los nuestros, tenemos una misión! - Disparan, joder, manda al 104º, rápido. - Entendido, entendido. - …una descarga tras otra, no entiendo de quién es la descarga... - ¿Está todo en orden ya? - No oigo, no sé, no oigo nada. - El coche está quemado... ¿No sabéis los resultados? - No sé, no sé nada, no se ponen en contacto con nosotros. -Cambio–. - No se pondrán porque están quemados. Pero he entendido que todo está bien. (Una risa partida en sílabas, completamente loca). Voz en off: La mañana del 1 de enero, el segundo batallón que no había llegado a la estación de trenes, fue eliminado. Los restos del primer batallón iban a tomar la estación de un momento para otro, sin lugar a dudas. - 64º cambio. - Por la avenida Ordzhonikodze no se podrá ir... - ¿Hacia dónde voy, a la derecha o a la izquierda? - Por la calle Mayakovsky, ¿allí qué tienes? - Estamos en combate de fuego. - Ya viene la ayuda, pero aún no sé donde está, una columna… - 4º, estoy herido... (llora) El carro de combate está fuera de funcionamiento... - Soy el 10º. - Soy el 11º. - 11º, coño ¿qué es lo que piensas? Moriremos todos, no son habladurías, joder. Necesitamos ayuda rápidamente. - Entendido, ya viene para acá. (En off suena la sonata “Claro de luna”) - Hay que sacar a los heridos. - Entendido. - Soy doctor, cambio, ¿hay heridos? - Sí, como unas 60 o 70 personas. - ¿Dónde están? - Al lado de la estación de trenes. Aquí termina el video. La versión completa se puede ver en la película “60 horas de la brigada de Maykop” de 40 minutos de duración (autores: M. Polunin, O.Zaytsev, 1995). Colocaron a los heridos en los tres coches que quedaban después de dos días de batalla. Los coches no pudieron salir de la ciudad ya que fueron destrozados. No hubo un segundo intento porque no disponían de coches para sacar a los heridos. Los heridos que quedaban se estaban muriendo. Cuando las tropas se dieron cuenta de que en poco tiempo no tendrían con qué seguir la batalla, decidieron dejar la estación. Se fueron por las vías del ferrocarril, no los perseguían. Iban en silencio, con la orden de “no disparar”. Cuando los que iban primeros sintieron que pronto estarían a salvo, no aguantaron los nervios y se sentaron sobre la nieve. Luego se sentaron los demás. El encargado político gritaba: ¡Levantaos, prometo dos condecoraciones al que vaya primero! Se levantaron y siguieron caminando, mientras que los demás se quedaron. Ninguno de ellos sobrevivió. Nadie se puso en contacto con los mandos: la brigada ya no existía. El 31 de diciembre de 1994 entraron en Grozny alrededor de 700 personas y 100 unidades de equipos. Al cabo de 60 horas (el 2 de enero) salieron de Grozny en torno a las 200 personas y 7 coches. Con otras unidades militares que entraron en Grozny el 31 de diciembre, pasó más o menos lo mismo. Más tarde, cuando los sobrevivientes trataron de averiguar cómo había podido pasar una cosa semejante, les respondieron que los mandos habían decidido hacer un regalo a Pável Grachev cuyo cumpleaños era el 1 de enero, informándole de la toma de Grozny. (*Pável Grachev, en aquel entonces, general del ejército, unidad suprema de las Fuerzas Armadas de Rusia, Ministro de Defensa y el comandante en jefe de la campaña militar en Chechenia). LITERATURA Abajo haz una selección de fragmentos de varias ediciones de la antología “El arte de la guerra”, (www.navoine.ru). Los textos presentados en la antología se organigan en apartados por zonas de conflictos bélicos. Me gustaría presentarlos aquí en cierta variedad artística. LA GUERRA (UN ESBOZO LÍRICO) Apartado: Afganistán “Diario de a bordo №57-22-10” (fragmentos de un libro). Edición: №1 (6) - 2008 Autor: Igor Frolov (Afganistán). Si pudiera escoger del fichero de sus recuerdos un episodio en el que quepa TODO, el teniente F. escogería el siguiente: Es de noche. Acaban de llegar. El técnico de a bordo ha llenado el depósito de gasolina, ha cerrado y sellado la puerta. Queda mucha sangre en el suelo de la cabina de carga, pero no quiere limpiar ahora a oscuras. Mañana por la mañana cuando abra la puerta, saldrá del helicóptero con un zumbido una manada de moscas negras que vinieron atraidas por la sangre coagulada. Entonces pedirá un coche con agua y limpiará bien el suelo con un cepillo. Ahora va a casa. El cielo está lleno de grandes estrellas, la tierra aún respira el calor del día, pero ya se empieza a sentir el frescor de la noche.El técnico desabrocha la chaqueta abriendo el pecho caliente a un viento leve. Está cansado, la tierra aún tambalea bajo sus pies después de un largo vuelo. En su mano relajada lleva una metralleta que casi roza la tierra. Está fumando, lleva el cigarrillo entre los dientes. Allí cerca, en la esquina del hangar, un centinela invisible suspira y tintinea levemente, como un caballo. El técnico se va de la zona de los hangares, sale a través de una puertecilla hacia un pequeño sendero. A la derecha ve un vagón grande. El viento trae un olor a fenol, sale una luz amarilla de la rendija de la puerta entreabierta, se oyen risas. Es el baño de chicas. El técnico agudiza el oído y sonríe. Permanece allí un rato y sigue su camino meneando la metralleta. Levanta la cabeza, ve las estrellas como en los cuadros de Van Gogh y ve cómo entre ellas pasa el punteado rojo de una ráfaga. Luego oye su ta-ta-ta lejano. De repente algo retruena detrás de la pista de despegue, la tierra se sobresalta bajo sus pies, algo invisible pasa susurrando por el cielo, da con las montañas en occidente y se establece de nuevo el silencio. Chirrido de una puerta de hierro detrás de él, ligeros pasos, risas de nuevo y el silencio... La noche, las estrellas, el fuego de un cigarrillo y una enorme guerra se da la vuelta y suspira dormida. La guerra que siempre está contigo... 10 de marzo - 7 de abril de 2005 ARTES PLÁSTICAS Petrukha (fragmento) Edición: №1 (6) - 2008 Apartado: Por perímetro Autor: Barbudos (Abkhasia) Una vez entré en la cámara donde estaba viviendo aquel indigente, vi un camastro de madera y trapos sucios malolientes que le servían de ropa de cama a Petrukha. Se percibía un olor pesado a cuerpo sin lavar, tabaco barato y cebolla. Una cebolla mordida sobre una hoja de periódico, migas de pan y una cuchara sucia de aluminio. Una lámpara opaca bajo el techo. Siento náuseas, tengo ganas de salir al aire fresco, pero un sentimiento raro no me deja ir. Paro y observo atentamente la cámara. Algo captura mi vista lateral. En una pared blanca veo la sonrisa fascinante de la Mona Lisa. El dibujo hecho con carbón se parece tanto al original que me quedo con la boca abierta. Más tarde me fijo en otro dibujo: en un malecón vestido de granito aparecen de espaldas una mujer y una niña pequeña. Su ropa ondea por un viento fuerte, detrás de ellas se ve una arboleda de abedules. El dibujo emana una angustia sobrehumana y bestial. Dos figuritas conmovedoras me recuerdan algo imperceptible, algo que escuché en algún momento. Un pensamiento escurridizo menea la cola y se esconde en las profundidades de la conciencia. Vuelvo hacia Petrukha que está a mis espaldas, y pregunto: - ¿Quiénes son? Contesta rápidamente, evidentemente estaba esperando la pregunta: - Son mujeres desconocidas. - ¿Para qué las dibujaste? - No lo sé, a lo mejor fue para divertirme... Salgo a la calle y junto con la primera deliciosa bocanada de aire fresco vuelve el pensamiento perdido, como si se encendiera una lámpara: “Piotr Buravsky tuvo mujer y una hija, un apartamento y una vida distinta”. Luego me llena una angustia tremenda y, no sé por qué, me doy pena yo mismo en vez de Petrukha. Ochamchira — Gagra 1994 — 2002 UNA CICATRIZ Edición: №1 (2) - 2007 Apartado: Chechenia Autor: Vitaly Skvortsov (Daguestán, Chechenia) Esta historia tuvo lugar a finales de diciembre de 1999. Nuestra compañía llevaba más de dos meses bloqueando el pueblo checheno de Ayrak, donde, según los servicios de inteligencia, se escondían unos seiscientos guerrilleros. <…> Las tropas aerotransportadas empezaron el asalto de Ayrak. <…> Se perfiló el final de la carretera, salimos a la plaza y quedamos inmóviles. Allí había gente muerta. Hombres, mujeres y niños. Los guerrilleros, sorprendidos por el inesperado ataque de las tropas aerotransportadas, recurrieron a un viejo truco que consistía en utilizar a la población civil como una especie de escudo. Un truco muy propio de ellos, mujeres y niños como rehenes. Las tropas aerotransportadas empezaron a disparar. Al parecer, muchos trataron de huir y salvarse, pero se les disparaba por la espalda. Sangre, sangre por todas partes. Era insufrible ver todo aquello. Daban ganas de vomitar. <…> Permanecíamos callados con las metralletas bajadas. <…> Nos habían hablado de patriotismo como forma suprema de amar a la Patria, pero todo se reducía a derramar sangre y desparramar intestinos de la forma más trivial. No queremos guerra, pero nos levantamos y vamos a matar. Disparamos, lanzamos granadas y nos morimos en charcos de barro, bañándonos en nuestra propia sangre. Somos un mero instrumento en manos de un sistema infernal. Resultaba que la guerra para nada era tal como me la imaginaba de pequeño o como se mostraba en el cine. De niño la guerra despertaba sentimientos patrióticos en mí, se nos educaba de acuerdo con la época. Recuerdo que mi padre me compró un gorro como el que había tenido Budenny, e iba al galope montado en un caballo rojo de plástico, agitaba mi sable de juguete, gritaba hurra y mis mejillas se sonrojaban. Ahora se han encogido y mi cuerpo está cubierto de llagas purulentas. La guerra no son solamente batallas hermosas y hazañas audaces. La guerra es la desgracia y la muerte, las enfermedades y los sufrimientos, la guerra es la muerte de personas inocentes. La guerra son nuestras almas detrozadas. Ellos, los que se habían quedado detrás de la montaña, no saben nada. Están allí y no saben nada, les cuentan cuentos sobre la operacion contra el terrorismo y la necesidad de resolver el conflicto a la fuerza. Mientras que aquí, mujeres y niños yacen muertos en la plaza y la nieve cae sobre sus ojos abiertos. <…> Empezamos a enterrar los cadáveres. El jefe de la batería había mentido sobre una máquina excavadora y tuvimos que usar palas de zapador sobre una tierra congelada. Sólamente enterrábamos mujeres y niños para ocultar los hechos a los altos mandos que iban a visitar la zona. Por la noche hubo heladas y los cuerpos se habían pegado a la tierra a causa del frío. El sargento le dio un hacha a Sudak, quien se puso a extraer los cuerpos del hielo. Tenía náuseas cuando el hacha topaba con dedos humanos. Sudak vomitaba y seguía dando golpes con exasperación. León y yo cargábamos los cadáveres helados sobre el manto y los arrastrábamos hasta las afueras del pueblo. Allí, detrás de un depósito de cereales, habían excavado dos hoyos enormes. - Espera, - dijo León cuando habíamos vuelto de uno de los viajes-. En el suelo yacía muerta una niña que parecía tener como once años. No se dedicaba a la política, creo que no le importaba para nada si Chechenia iba a ser parte de Rusia o tener independencia. Simplemente había estado en un mal sitio y en un mal momento. León se inclinó y con cuidado separó una pequeña muñeca de los dedos congelados de la niña y la puso cuidadosamente a su lado. <…> Suspiré hondo y vi a León esconder la pequeña muñeca en el seno. ¿Para qué la querría? Rociaron los cadáveres con gasolina y echaron una lumbrera. Estábamos allí viendo desde arriba cómo se desprendía el fuego. Recordé que durante mi infancia dibujaba la guerra con lápices de color y todo estaba claro: aquí están los alemanes y aquí los nuestros. A los nazis los dibujaba feos, con manos huesudas. ¿Y ahora qué? Ahora estoy quemando el cadáver de una niña pequeña porque es mi enemigo.
01.01.2009
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