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¿Cómo es la educación artística, niños?
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¿Cómo es la educación artística, niños?

Revista Umělec 2008/2

01.02.2008

Katarína Galajdová, Dagmar Fuxová | educación | en cs de es

El proyecto de Eva Koťátková “Educación Artística” se realizó del 27 de marzo al 20 de abril de 2008 en Karlin Studios. En el aula escolar instalada en la sala de la galería tuvo lugar la serie de lecciones de “educación artística” de variada duración, dirigidas por artistas – las grabaciones cuidadosamente arregladas pueden verse en www.artycok.tv. No nos fijamos el objetivo de presentar en este artículo el proyecto como un todo. Nos centraremos en sus partes principales y problemáticas.
La idea de mostrar qué piensan algunos artistas contemporáneos respecto a la asignatura de educación artística, es decir, su contenido y didáctica, salió bien. No obstante, según algunos pedagogos y algunos lectores críticos, el concepto que tiene la autora de la “educación artística” como parte del currículo supone una gran equivocación. Presenta como documento fundamental de la enseñanza de la educación artística los programas escolares que concibe, candorosamente, como vigentes, y habla de ellos en público como de algo trasnochado. No logramos localizar su fuente de información sobre tales programas. Lamentablemente, la autora se enteró de la existencia del Programa Educativo Marco (informaciones sobre los preparativos desde el año 2001, comprobación a partir del 2002 e introducción paulatina en www.vuppraha.cz. www.rvp.cz, www.msmt.cz) sólo al final de su proyecto. Incluso si se indicara con posterioridad que en cuanto al concepto general el proyecto ha quedado atrapado en el pasado, la educación artística organizada de esta manera sería un folletín: ¿Qué sentido tendría confrontar los contenidos del arte visual contemporáneo con las competencias del alumno definidas por el currículo de EA de finales del siglo pasado? Poner en contraste el aula exageradamente rígida de Karlin con las acciones libres y a la moda de los conferenciantes, artistas, maestros e instructores constituía un objetivo unívoco y fácil de lograr.
Los medios pudieron contar con este comunicado de prensa:

“El alumno debería después del cuarto curso de la escuela básica (suponiéndose que asista con diligencia a todas las clases de educación artística, atienda a las instrucciones del educador y cumpla con perspicacia y originalidad las tareas escolares):
- Ser capaz de una manifestación representativa adecuada y artística y de una expresión plástica que se considere satisfactoria.
- Lograr la confianza en sus propias capacidades expresivas.
- Ser creativo y aplicar en su trabajo la creatividad y la fantasía.
- Saber manejar diversos recursos y materiales artísticos.
- Ser capaz de resolver tareas de plano y espacio por medio del orden y la composición de elementos disponibles.
- Entender, al dibujar, las correlaciones mutuas entre los objetos representados y proceder del conjunto al detalle.
- Distinguir las características fundamentales del dibujo lineal
- Empezar a comprender las propiedades expresivas del color y los fundamentos de la armonía cromática
- Orientarse en los utensilios de pintura, saber mantenerlos en orden y, finalizado el trabajo, poner el espacio en su estado original.
- Abordar con sensibilidad su trabajo y el entorno; el interés por el mundo y la naturaleza circundantes deberían incrementar y cultivar su sensibilidad.
Las lecciones de educación artística que se desarrollarán en Karlin Studios son un tanto diferentes, se fijan un objetivo distinto y, por supuesto, un resultado diferente. Artistas plásticos orientan las lecciones, el transcurso de las mismas depende plenamente de la dirección y programación de los docentes. En el espacio de la galería se dispuso un aula escolar con los elementos básicos – bancas, la pizarra, la tarima y accesorios menores para las distintas lecciones. La disposición implanta la relación de base entre el educador y el alumno, establece la jerarquía recíproca que muchas veces impide una discusión de igual a igual y entorpece la atmósfera creadora. Al mismo tiempo se trata de un medio perfectamente conocido de fuerte carácter asociativo, diferente para los participantes-alumnos momentáneos y los que recuerden sus tiempos de colegiales. En estos bastidores se sitúan todas las actividades relacionadas con las lecciones, los bastidores pueden cambiarse, trasladarse o pueden añadírseles los resultados de las lecciones. El contenido y el modo de conducir las clases serán más que una estructura fija extraída de los programas del libro de texto de educación artística un proyecto concebido por el autor, estrechamente relacionado con la personalidad del artista y su estilo de trabajo. Ésto garantiza cierta diversidad en el empleo del espacio y del tiempo fijado y en la comunicación y/o interacción con el espectador/participante.
El proyecto Educación Artística, fundamentado en el contraste entre el entorno escolar, la forma de enseñanza y las personalidades de los docentes, es un intento de crear –bien que por un tiempo limitado–, un lugar funcional de encuentros mutuos de artistas y espectadores ya no en la forma clásica de exposición sino de contacto y confrontación personal directa y examen de las posibilidades de la educación artística y de su enseñanza con posibles transcendencias a otras áreas y modo de transmitir las experiencias. (Eva Koťátková)”



No sorprende que el proyecto fuese acompañado en la prensa influyente por estas palabras : “La artista galardonada el año pasado con el Premio Jindřich Chalupecký dedica su tesina al fenómeno de la educación artística y, habiéndole propuesto Karlin Studios una exposición, en vez de presentar obras propias decidió ofrecer el espacio a sus colegas. Con el fin de mostrar cómo podrían ser las cosas si en vez de dibujar nubecitas y soles los niños tuvieran que aprender las formas más recientes del arte contemporáneo.” Jan H. Vitvar: ¿Cómo es el solecito, niños ?
El comunicado de prensa de la autora induce a pensar que nada ha cambiado desde los tiempos en los que ocupábamos las pupitres de las escuelas primarias. Sea cierto o no este supuesto inicial, el intento de contrastar las lecciones de educación artística de Karlin Studios con el concepto de la educación artística que obedece a los primeros años noventa parece bastante absurdo.
Además, nos vemos obligadas a deplorar –en base a la experiencia personal de participantes– que no se produjo la comunicación planeada (con salvedad de la interacción dirigida “maestro—alumno”) porque los artistas “en el rol de maestros” no permitieron a los espectadores hablar, no les interesaba qué pensaban. Es consabido que el efecto retroactivo es lo más natural en una sociedad que desea la libertad de la palabra. Lástima que no se le dedicara el tiempo necesario.
No obstante, queremos señalar —aunque con posterioridad— las lecciones a las que no fue un oprobio asistir. Los conferenciantes estaban preparados para trabajar con cualquier número de participantes, no se metían en psicoterapia popular, tenían claro lo que querían hacer con nosotros y no se daban aires de redentores. Merecieron atención la Lección de trucos de Pavla Sceranková y Dušan Zahoranský ; Supletiva de Eva Jiřička ; Representación del pueblo 2 de Jesper Alvaer ; la Lección negra de Josef Bolf ; Double Impact de Igor Korpaczewski ; Viaje circular de la agrupación plástica Ládví ; Lección de Tomáš Svooboda ; la conferencia de Jiří David con el título Qué quieres, qué quieres saber, qué quieres de verdad... y la Legibilidad de caracteres de Jiří Skála, bien que éste efectuara en nosotros una investigación privada cuyo sentido no conseguimos averiguar. El ejercicio interactivo Nonstop de Milena Dopitová podría entenderse como una metáfora conceptual de la relación entre las actividades de artistas y espectadores. El emblemático hilo rojo que interconectaba las propuestas parciales de los espectadores marcó en la pared la silueta de una gran figura de tiza –de hecho, mapas de pensamientos abriendo la posibilidad de “salirse en un salto” fuera de los esquemas y clichés de ideas propios. No obstante, parece difícil desprenderse de ellos sin el esfuerzo comunicativo. Por eso nos quedaron encubiertos también los resultados del proyecto.
¿La organizadora pudo comunicar con más detalles a los artistas participantes por qué y para qué recibían el espacio del “aula” de Karlín? Además de referirse al currículo no válido, sustituido hace mucho tiempo, y la posibilidad de presentarse en interacción directa con los espectadores, creemos que no les dijo nada fundamental. No fue excepcional que los “alumnos” de la parte motivadora de las lecciones—talleres, fueran invitados a entrar en acción por medio de pronombres indeterminados del tipo : “aquí pueden hacer ALGO, crear ALGUNA obra” etc. Asimismo parecía difícil dar a conocer a los “alumnos” el tema o “de qué tratará la lección”, o reflejar lo transcurrido –“de qué trató la lección”. “La idea era que intentaran dibujar escuchando música nunca antes oída,” declararon los autores cuya lección obedecía al los enfoques seudopsicológicos que hacían estrago en la educación en los años noventa. Esperaban que los “alumnos” abrieran su interior en una cuartilla y comentaban las creaciones repitiendo frases hechas con las que obviamente aprendieron a defender también sus propias obras. Concepción que presenta la obra como un misterio inexpresable, invisiblemente compenetrado con los movimientos más íntimos del alma del creador.
A nivel básico social y comunicacional fue un fracaso total la lección en la que las maneras mandonas y amaestradoras de enérgica superioridad asumidas por cierto artista académico nos dieron a comprender que la confianza merece toda la pena. En este caso es sólo él —“el señor entrenador”— quien sabe lo que hace con nosotros. Merced a la respuesta y a la actividad del público, para mayor orgullo del artista académico, nació una obra monumental , mejor dicho monstruosa. El artista recompensó el esfuerzo desplegado por los participantes tirando por el suelo toda la actividad : “Pensé que para concluir podríamos efectuar un análisis y un debate pero ahora pienso que será mejor que cantemos algo. Todos juntos.”
También se dio el caso de que no hubo manera de esperar al final de la lección porque la sospecha del ridículo debida a la falta de preparación del artista incitaba desde el comienzo a abandonar la clase.
No obstante, podemos agradecer a los artistas cuya interacción con los los espectadores que sin saberlo hacian el papel de psicoterapeutas, instructores y experimentadores, consiguieron parodiar aquellas clases obsoletas de educación artística pedagógicamente improcedentes contra las que los alumnos normales protestan tan pronto notan que son objeto de manipulación.
Tal vez sólo uno de los “señores conferenciantes” permitió que se oyeran las observaciones críticas de los espectadores cuando hizo un intento de definir teóricamente su actuación, bien que el concepto de su lección suscitaba una desilusión obvia respecto del arte. Declaró estar de acuerdo con las tradiciones del performance y la lección aparentemente banal de educación artística se convirtió al instante en un gesto de poderosa carga significante: “Debía ser como una lección casi teórica sobre el arte,” aclara el artista.
Las reacciones de la generación joven de artistas presentes evidenciaron que consideran ejemplar la didáctica “desbocada” de sus colegas, señal de la desvinculación informativa de los artistas de la realidad actual de la asignatura educación estética que exige de los educadores (además de ciertas competencias) la capacidad de concebir planes propios de estudio no sólo en base a los intereses personales —especializaciones—, sino siempre teniendo en cuenta los momentos actuales de la vida social y cultural. Si bien los educadores tratan de tener una visión cabal del acontecer artístico, los artistas plásticos parecen desinteresarse totalmente de la problemática de sus futuros espectadores. Evidentemente, la información fluye sólo en una dirección. Las luchas libradas por la educación artística desde el comienzo de los noventa no se mediatizan, por cuanto los no informados pueden creer que el arte avanza descadaramente mientras que la educación artística ha quedado paralizada en los tiempos de dibujos de nubecillas y soles.
No pudimos asistir a todas las lecciones y tampoco mencionamos las que nos dejaron apáticos. Comprendemos perfectamente que la realización de la “enseñanza” en Karlin Studios fue concebida más bien como un happening y una oportunidad de contacto muy estrecho con el arte contemporáneo lo que no apreciamos menos que el estimulante reclamo de un diálogo. Merced a Eva Koťátková tenemos, bien que involuntariamente, algo que realmente faltaba.
El arte, la cultura y la educación tienen vínculos más estrechos de lo que al parecer pudieran y no es una casualidad que se encuentren fuera de los principales intereses políticos y financieros. Un supuesto fundamental para llamar la atención del público especial y laico a esta problemática y las nuevas correlaciones es modificar el planteamiento de los diálogos que hay que iniciar y llevar a cabo. Puntualmente y en público.
Agradecemos observaciones y enmiendas a: Dra. Marie Fulková, asistenta de la cátedra de educación artística de la facultad de pedagogía de la universidad Carolina, Praga; Kateřina Pavelková, estudiante de la facultad de arte y diseño dei UJEP en Ústí nad Labem; Jan Přikryl, estudiante de la facultad de medicina de UK en Hradec Králové y a Petr Barényi, estudiante de VŠVU en Bratislava.
Katarína Galajdová, Dagmar Fuxová son doctorandas en la cátedra de educación artística de la facultad de pedagogía de la universidad Carolina en Praga.

Apéndice sobre la pérdida de la esperanza en un medio masivo
El artículo se envió a la redacción de la revista Respekt. Debía atenderlo el jefe de la sección de cultura, por cuánto esperábamos de este redactor que podía apuntarse el mérito de haber presentado una imagen tergiversada de la educación artística actual que trataría de corregirlo adoptando una actitud positiva respecto de su publicación. En lugar de ello nos dejó entender con palabras afables que nuestro artículo no encajaría bien en Respekt. ¿Por qué? Jan Vitvar justificó la negativa en base a sus propias ideas respecto del objetivo perseguido por el proyecto de Eva Koťátková. En su opinión no lo habíamos sabido apreciar debidamente. Después de escuchar nuestros argumentos contra esta razón y otras no menos injustificadas, accedió a trasladar el texto a la sección de Cartas. Transcurrieron 11 días con constantes preguntas nuestras para saber qué pasaba con el artículo cuando supimos que en la redacción se había producido en la última semana una verdadera constipación de reacciones y se nos facilitó la lista de estrellas del mundo de la política que la causaron. De esta manera, Jan Vitvar fue el único qusse facilitó al lector de Respekt un informe sobre la situación de la educación artística en la República Checa. A base de un comunicado de prensa...





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