Revista Umělec 2007/2 >> Artistas Mexicanos (y Mexico-Americanos) en Praga – Rifamos! O la lección multicultural no. 1 para países con nueva membresía en la Unión Europea (al menos)… | Lista de todas las ediciones | ||||||||||||
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Artistas Mexicanos (y Mexico-Americanos) en Praga – Rifamos! O la lección multicultural no. 1 para países con nueva membresía en la Unión Europea (al menos)…Revista Umělec 2007/201.02.2007 Tony Ozuna | Teoría | en cs de es |
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Los artistas Mexicanos (y México-Americanos) raramente han exhibido en Praga, pero recientemente ha habido un incremento debido a las exhibiciones de algunos grupos. En la exhibición “abcd”, “Art Brut” se presentó el impactante trabajo de Martín Ramírez (1895-1963), quien nació en Jalisco, México, pero perdió su cordura en los Estados Unidos y murió en una institución mental en el Norte de California, y la nunca suficientemente vista Consuelo “Chelo” González Amescua (1903-1975), nacida en México (Piedras Negras), pero quien desde los diez años vivió junto a la frontera en Del Rió, Texas,
Pero esta fue una exhibición con más de 100 artistas de todas partes del mundo, y la premier en la Republica Checa de Henry Darger claramente fue el momento cumbre junto con unos pocos excepcionales y generalmente desconocidos Checos, como Zdenek Kosek, Lubos Piny y Anna Zemankova. De cualquier manera, los Mexicanos (o México-Americanos) artistas fuereños pasaron más o menos sin darse a notar o no fueron muy comentados por la prensa y los críticos de arte, lo cual es muy malo, puesto que estos dos artistas fascinantes (su vida y obra) merecen una mayor audiencia. Ramírez emigró a los Estados Unidos como un adulto joven, muy pronto consiguió un trabajo en una compañía ferrocarrilera, pero era muy difícil para el ajustarse a las rudas condiciones del trabajo y su salud física y mental se deterioraron. Se volvió loco y en 1915, también mudo. Vagó por todo California durante quince años, sin trabajo y sin hogar, hasta que finalmente fue hospitalizado por esquizofrenia en 1930. Ramírez no se inició en el dibujo hasta el final de los 40, utilizando papel de desecho y, para dibujos de mayor formato, pedazos de papel pegados con masa para pan y puré de patatas. Durante los últimos quince años de su vida (confinado en el hospital estatal DeWitt en el Norte de California), creó mas de 300 vibrantes obras, dibujando los mismos temas incesantemente: trenes emergiendo de un túnel y entrando a otro, algunas veces varios trenes cruzándose uno al otro en un dibujo; animales inocentes en la naturaleza, la mayoría venados o caballos con jinete y en una escena triunfal, el jinete (autorretrato del artista) está en la cima de una moderna pirámide (la sociedad Americana, la institución mental en un mundo de habla inglesa o, simplemente, todas las luchas de la vida), liberando a un conejo (el alma del artista) de entre sus manos. El conejo se eleva en el aire, al fin libre. El jinete tiene una mirada de contento, finalmente. La obra de Consuelo “Chelo” González Amescua es menos conocida, aun cuando no menos intrigante. La familia González Amescua emigró de México a Del Río, Texas, cuando ella tenía diez años y vivió, más o menos, el resto de su vida en este pequeño pueblo fronterizo. A diferencia de Ramírez, sin embargo, sus talentos artísticos fueron reconocidos a temprana edad. Recibió una beca del gobierno Mexicano en 1930 para estudiar en una academia artística en México, pero la muerte de su padre le impidió aprovechar esta oportunidad. En lugar de eso, trabajó en una tienda departamental y continuó dibujando y escribiendo poesía en su tiempo libre. Su obra tiene los típicos temas Chicanos, pero en una selva aun más densa: mitos Mexicanos, historia precolombina (dioses y reyes), pájaros tropicales, mujeres extravagantes y cientos de manos, grandes y pequeñas. Las manos en su obra representan la fuerza creativa y son su marca personal. González Amescua es mejor conocida en los círculos artísticos Mexicano-Americanos por obras que honran su herencia, tales como “México Americanos” (1969), en la cual una mano sostiene una bandera, que representa a las Américas del Norte y del Sur, unidas por un diseño que irradia a partir de un medallón con la leyenda “Mexicano Americanos”. Sobre el mapa, hay un águila, que es el símbolo nacional tanto de México como de los Estados Unidos y debajo de la bandera escribió “Soy Americana de descendencia Mexicana/ y por doquiera que voy se llevar con dignidad/ el nombre de los Estados Unidos y México”. Una muy diferente categoría de Mexicano-Americanos participaron en una exhibición dos años atrás. “Diálogo: Los Ángeles/Praga 2004” fue una exhibición en honor de la exhibición original “Diálogo :Los Angeles/ Praga”, que tuvo lugar en 1989, justo antes de la Revolución de Terciopelo. Para esa exhibición, curada por la artista Americana Barbara Benísh y la Checa Margita Titlova, 16 artistas de Los Angeles fueron invitados bajo los auspicios de la Juventud Comunista Checoslovaca a exhibir en Praga y, en reciprocidad, a doce artistas Checos se les permitió mostrar su obra en Los Angeles el año siguiente. Quince años después, “Diálogo: Los Angeles/Praga” regresó con nuevos y viejos artistas Checos y de Los Angeles, pero en esta ocasión con un artista Chicano incluido: Daniel Joseph Martínez (nacido en 1957). Las turbadoras obras de Martínez, golpeando directo al rostro, inmensos autorretratos de la serie: Más Humano Que Humano: Nada es Cierto, Todo es Permitido (1998-2001) mostrando a esta ciudad, por vez primera, lo que el mundo recibe cuando un Chicano achispado de Los Angeles llega mas profundo que sus contemporáneos, influenciado por filósofos Alemanes de los siglos XIX y XX, ciencia ficción, animaciones estilo Hollywood y la vida loca. Martínez afirma que estas obras fueron parcialmente basadas en las obras de Nietzche “El Ocaso de los Dioses” o por “Como Filosofar con un Martillo” (1888). “El tema es el dolor cultural y la anestesia proyectada al cuerpo como autorretratos de enfermedades mentales para considerar la condición de una cultura anestesiada más allá del punto de reconocimiento. He tratado de comprimir lo hipersimulado y lo hiperreal en un espacio teórico alucinógeno. Estas fotografías son el resultado de una serie de performances hechas específicamente para la cámara. Utilizando prótesis de tecnología de punta, sin ayuda de ninguna manipulación digital de la imagen, creé imágenes sintéticas de hipersimulación que únicamente hacen referencia al uso de tecnologías digitales. Aun así, esas imágenes son ilusiones del entorno digital, creadas a mano y manipuladas a mano, análogamente, pandilleros soñando con sus entes simulados, reflejando un hiperrealismo de un mundo vuelto loco”, dice. Desafortunadamente, a la contribución de Martínez no le dieron ninguna atención especial los críticos, ni se explico mucho sobre su trabajo en la exhibición, aun cuando sus fotos policiales en la muestra del 2004 no hubieran podido ser exhibidas en Praga 15 años antes. No por que su obra sea principalmente política, en lugar de esto, su trabajo es muy poderoso a un nivel personal y un sentido personal tan fuerte, o su poderosa presencia, puede ser perturbador, como una intromisión en los propios temores o deseos del observador. El miedo y el deseo fueron temas tabú en el arte Checo bajo el comunismo, tan amenazador al orden social como una ideología contraria. Entonces y ahora, lo más personal es lo más político y, para artistas como Daniel Joseph Martínez, indudablemente la más potente forma de comunicación. Cómo describirlas: una cabeza humana a la que le practicaron lobotomía, o mejor aun, un rostro que ha sido retirado y posteriormente cosido nuevamente en la cabeza (autorretrato del artista), una muñeca cortada en un acto suicida, el rostro de la locura, goteando saliva de la boca (todas ellas autorretrato del artista), todas contienen violencia, por derecho propio. Estas son las únicas que lograron llegar a Praga, pero otras fotos de esta serie, subtitulada “Coyote, me gusta México y a México le gusto yo”, son más gráficas. Una foto muestra al artista insertando la mano en su estómago y jalando sus entrañas. Él las observa con una mirada de melancolía pasiva. Ahí está el artista con sus párpados engrapados cerrados y otra sosteniendo sus orejas en la palma de sus manos. Está su cercenada cabeza en un platón de plata, pero el artista está intacto en esta foto, jalando su propia cabeza cercenada por el cabello. Finalmente, una mano al extremo de una foto sosteniendo una pistola dispara una bala a través de la cabeza de otro hombre, la sangre salpicando a ambos lados de la victima. Grotesco, si; ciertamente demasiado para Praga, aun cuando estas fueron presentadas primero en el Museo de Arte Carrillo Gil, Ciudad de México, 2001. En Czechpoint, La Exhibición Internacional de Arte Político en la Galería NoD, el año pasado, se presento videoarte contemporáneo de Mexico que también refleja un mundo vuelto loco y es particularmente perturbador por su violencia, incluyendo el vídeo de Ivan Edeza, “de negocios y placer” (2005) y que parecen ser fotogramas encontrados de rifleros disparando desde helicópteros sobre indios desnudos que huyen por la jungla; una intervención de arquitectura de acción, “154 cartuchos calibre 12”, (2002). También hubo trabajos irredentamente provocativos como la obra de Enrique Jezik “Arbeit Mach Frei” (2005) que muestra a trabajadores mexicanos utilizando cincel y martillo para hacer una esvástica en el piso de cemento de una habitación, y la performance de Lorena Wolffer “Si ella es México, Quién la golpeó”, mostrando a la artista en una pasarela adoptando poses de modelo, mostrando coquetamente golpes y heridas en su cuerpo, acompañada de un fondo de golpes y la grabación de la voz de un Senador de los Estados Unidos defendiendo al corrupto gobierno de México ante una comisión presidencial de los Estados Unidos. El único artista Mexicano que ha exhibido solo en Praga, recientemente, también merecía más atención por parte de la prensa artística, pero al menos los locales lo notaron. “Presente Transitorio” por el escultor y artista del performance Mexicano, César Martínez, no podía ser ignorada por los transeúntes, especialmente los niños, quienes se detenían y miraban con curiosidad al interior de la galería Hunt & Kastner, algunos riendo y otros intrigados por las figuras de látex negro que se inflaban y desinflaban. Para esta exhibición itinerante, Martínez (nacido en 1962 en la Ciudad de México) utilizó modelos humanos desnudos para realizar moldes a tamaño natural u otras creaciones como partes del cuerpo entremezcladas, hechas de grueso hule. Las figuras eran en su mayoría de un negro mate y periódicamente se llenaban de aire proveniente de secadores eléctricos que estaban conectados a través de largos tubos negros que parecían cordones umbilicales. Cuando trabajaban correctamente, se inflaban despacio y se desinflaban rápidamente. El observar estas figuras inflarse era como observar a una persona venir a la vida, levantarse de entre los muertos, y cuando estaban completamente inflados, vistos de una distancia, se parecían a los vivos con tales detalles como dientes, pezones, uñas, arrugas y nudillos. O al menos podían ser los muertos vivos, puesto que no se veían muy animados, más bien parecían zombis. Las expresiones faciales tendían a ser tensas, sin emoción; y así, aun cuando podían haber sido seres vivos llenos de oxigeno, no hubieran estado llenos de vida. Al ser desinflados, se colapsaban como los muertos en un montón de cadáveres no heroicos. En un ensayo escrito para el catálogo de esta exhibición, Martínez dice “El aire es el alma de las emociones. Es el cuerpo del alma. Esta materia de vida insustancial…es también el aliento que nos reduce o nos expande. Nitrógeno y oxígeno; la ecuación de la vida. De ahí es de donde proviene mi interés por esculturas inflables, esculturas suaves, esculturas sopladas.” Sin embargo, también nos indica que debido a que los humanos actualmente parecen estar muy poco preocupados con mantener la calidad adecuada de aire para mantener la vida, inconscientemente nos estamos asfixiando, así, nuestros propios tubos bronquiales enfermos y bloqueados sirven como una metáfora para vidas mareadas, sin emoción y sin dirección. Sus esculturas de látex conllevan el mensaje que existen muchas personas vivas, llenas de aire, pero no llenas de vida, significando que ya no tienen una alma de energía y emociones. “¡Estamos dentro de un potencial “tubo bronquial; dentro de un gran problema!” dice Martínez, “Dióxido de carbono politizado y el impuesto al oxígeno agregado han convertido a la vida en la nausea y también en callejera. El grado de este cambio ha sido tal, que el tracto respiratorio ha sido confundido con las horribles calles principales en las más pobladas ansie-ciudades del mundo”. En la exhibición en Praga, dos mujeres están sentadas una frente a la otra, una en negro y la otra en azul agua, alternándose en su inflada en forma. Tras ellas, un hombre y una mujer, en la pared, de pie o convertidos en un montón. Había un hombre con su boca completamente abierta de cuclillas en una esquina cercana, otra mujer flexionada frente a una ventana y una figura masculina, curiosamente balanceada arriba de una escalera de madera , cuando estaba lleno de aire parecía como un impresionante clavadista. También había un infante (recién nacido) en un pedestal y en otros dos pedestales, colocados cerca de las ventanas, había bustos de hombres que se levantaban y se besaban uno al otro. Asimismo, había una gran bola de manos humanas en el piso, el único objeto en esta exhibición que unía las figuras, todas las demás estaban en una sombría soledad aun cuando cercanas entre si. Mientras que las figuras se levantaban y caían en soledad, esta no era una muestra silenciosa, de ninguna manera. Estaba el ruido constante de los secadores industriales y el fuerte olor (peste) del hule dándole a la exhibición un imperante ambiente industrial y un filo nervioso. En una sección separada de la galería, también hay fotografías tomadas por Martínez de calles en España e Italia. Las más interesantes entre estas son detalladas tomas casuales de yuxtaposiciones tales como grandes bolsas de basura acomodadas en el pequeño espacio de cocina-sala de dos hombres que viven juntos, o el cuerpo en biquini de una mujer en un anuncio espectacular sobre una multitud de compradores, quienes no le prestan la menor atención. No encontramos mucho de nuestro medio ambiente, aun cuando está frente a nuestros rostros o colgando sobre nuestras cabezas, parece ser el punto que evoca este artista al incluir estos fotomontajes con sus esculturas inflables. César Martínez parecía estar preguntándonos por qué no reevaluar nuestras vidas. Respiramos para vivir verdaderamente, o solo para continuar penando, como los muertos vivos. En su libro, “El Día de los Muertos: y otras reflexiones mortales”, el patólogo Mexicano F. González Crussi escribe acerca de la obsesión Mexicana con la muerte diferente a casi cualquier otra cultura del mundo. Es una relación cómoda y compleja que intriga a los ajenos. En el contexto de describir el poder de las máscaras mortuorias de cera para retener algo de la presencia física de sus modelos, González Crussi explica que, “Este algo no es el alma, que es etérea e indivisible, ni una parte del cuerpo, que ahora está sin vida. Es lo que los antiguos Griegos pudieron haber llamado “forma”, un elemento de la calidad física del cuerpo que se desprende, incorrupto de los restos muertos. Asombroso en verdad, este inefable principio retiene los poderes sugestivos del alma y las capacidades reproductivas del cuerpo, puesto que de un solo molde, una infinita serie de máscaras –cada una de ellas con idéntica presencia inmanente- pueden fabricarse”. Los moldes humanos de Cesar y Daniel Joseph Martínez retienen estos sugestivos poderes del alma, más fuertemente aun que las máscaras mortuorias y, en el caso de César Martínez, tienen también capacidades reproductivas. No exactamente como las nuestras, quiero decir los vivos, pero de una manera más permanente. A partir de una perspectiva Mexicana, cuando lo inevitable llega, finalmente, al menos los muertos tienen un día de celebración al año. Así que, cuando la multitud de transeúntes Checos que pasaban sobre la banqueta mirando la exhibición de Cesar Martínez “Presente Transitorio” llegó a dicha cima de iluminación o celebración espontánea, casi pudo haber sido como la celebración del Día de los Muertos en México, solo que sin los cientos de esqueletos, Calaveras (dulces en forma de cráneo), coloridas flores y escandalosos vendedores de tacos y aguas dulces congestionando las calles. ¿No es este el tipo de bienvenida que los artistas visuales Mexicanos (y México-Americanos) merece en esta parte de Europa, para variar? ++++++++++++++ Cuando Hernán Cortés escribió sus “Cartas Desde México”, primero proporciono una detallada narración de toda la belleza y esplendor que encontró, pero también, una completa descripción de todo el dolor y sufrimiento que el creó en nombre del Cristianismo, escritas para el Emperador de España Carlos V, entre 1519 y 1526, Cortés no tenia idea de que el cúmulo de sus pillajes eventualmente llevaría al fin del mundo. Ciertamente para los pueblos extintos, fue el fin del mundo y al romper la gloria del Nuevo Mundo desde el primer día, el gran explorador del Viejo Mundo, Cortés, aseguró que nunca habría armonía mundial. Esto debido a que los Americanos estaban, filosóficamente al menos, en el polo opuesto a Europa en ese momento, así que la unión de los pueblos debió haber sido un acto natural de balanceo de civilizaciones; pero, en lugar de esto, el mundo actualmente continúa siendo una civilización impuesta por la fuerza a todos, uber alles, mentalidad global, excepto para aquellos que deciden enfrentársele. Los artistas Mexicanos, México-Americanos y Chicanos que recientemente han pasado por Praga, son luchadores por derecho propio, inconscientemente luchando contra Cortés y el hecho de haber sido alguna vez conquistados y sujetos a las normas de la sociedad, hasta el día de hoy; También están conectados inintencionalmente a una idea expresada por Daniel Joseph Martínez, durante una entrevista con Moukhtar Kocache debido a su inclusión en el Pabellón de los Estados Unidos durante la décima Bienal Internacional en El Cairo en el 2006, con su pieza titulada, “La Completamente Iluminada Tierra IrradiaTriunfante Desastre”. “Sinceramente creo en el arte más de lo que creo en casi cualquier cosa, y creo que con cada inspiración la posibilidad de la poesía, la filosofía, y el arte como elementos, pueden ser las más poderosas herramientas que tenemos a nuestra disposición –pero el arte en el sentido hereje, el arte que no busca triunfar, sino que desea ser peligroso, una amenaza al orden de nuestro mundo. ¿Que tal si pudiéramos organizarnos alrededor de aquellos que fueron herejes, rebeldes, disidentes, visionarios, piratas, renegados, esquizofrénicos, extraterrestres, ateos, huérfanos y nómadas? ¿Qué tal se vería esa propuesta de arte?”. La respuesta es simple: sólo un poco más de arte creado por artistas como los que acaban de ser descritos.
01.02.2007
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