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Alemania en el arte chino actual
Revista Umělec
Año 2005, 3
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Alemania en el arte chino actual

Revista Umělec 2005/3

01.03.2005

Leng Lin | China | en cs de es

Con la reunificación de Alemania desapareció el mayor antagonismo ideológico de la Historia contemporánea. El socialismo y el capitalismo ya no están enfrentados, pero en la nueva realidad de los estados del antiguo bloque del Este siguen permanentemente conectados. El socialismo se convirtió retrospectivamente en un ideal abstracto que se llamaba a sí mismo capitalismo. A los artistas chinos les resulta familiar y fácilmente inteligible la tensión de los conflictos históricos que persisten en Alemania. Si entran en contacto con Alemania, sea geográfica o espiritualmente, esta tensión se hace inevitable en este contexto histórico actual.
La artista china Qin Yufen, que vive entre Berlín y Pekín, no es ninguna desconocida en los círculos artísticos alemanes. Su Vokstheater interactivo del año 2002 tuvo lugar en una iglesia rural, en la antigua RDA. La artista aprovechó la experiencia local con el realsocialismo y el capitalismo. En la iglesia cocinó la comida típica de las comunas chinas, mientras proyectaba diapositivas de Pekín. A la vez, organizó un intercambio de trajes tradicionales chinos por la ropa de los espectadores locales.
Como miembros de la antigua gran familia socialista, China y la RDA tienen experiencias similares con el cambio. Yufen les concedió a ambas partes el suficiente espacio para que puedan visualizar las impresiones comunes e ir más allá. Aprovechó la espontaneidad de un día laboral normal como instrumento de la participación, intercambio y trascendencia. La cultura china de un día ordinario debía despertar en el ciudadano de la Alemania oriental un reflejo de su propia Historia. El nuevo contexto, falto de la presión del viejo sistema, refrescó los recuerdos.
En 1998, Yin Xiuzhen realizó un trabajo con una temática similar en un lugar geográfico y culturalmente alejado por completo de la experiencia que supone Pekín. Se trataba de una instalación site-specific, llamada Visumsabteilung (Departamento de visados), en la antigua embajada de la RDA, que tras la reunificación de Alemania debía ser remodelada como departamento de visados de la nueva embajada alemana. Yin Xiuzhen se familiarizó primero con el medio como solicitante. Después, sin embargo, no pudo realizar su proyecto antes de que el edificio fuera parcialmente demolido y reconstruido. Y entonces aprovechó las instalaciones aún intactas de la embajada y amontonó una gran cantidad de cemento en polvo, con el que hizo unas ruinas abandonadas antes de tiempo. Las propiedades del material utilizado subrayaron la importancia de la instalación: en estado seco, el cemento es blando y débil como el polvo, unido al agua se endurece como una piedra. El polvo de cemento cubrió las huellas históricas del socialismo, pero también los eventuales brotes de un capitalismo incipiente.
El trabajo de Yin Xiuzhen opera en dos niveles. Por medio de la Historia alemana de un lugar, trata sobre el propio cambio de China. Y además se pregunta qué rumbo tomará la demolición de viejos edificios y su reconstrucción, y cómo se desarrollarán las estructuras sociales. En otro plano, este trabajo refleja el sistema ideológico de la censura. Hablando en sentido estricto, el departamento de visados es una reproducción en miniatura de la extinta censura socialista: si el solicitante lo hace todo correctamente, puede viajar; si no, el mundo le cierra sus puertas.
A pesar de que la Alemania reunificada tenía una significación particular para China, y por ello los artistas chinos le dedicaron una gran atención, el violento desarrollo de China les llevó rápidamente a orientarse hacia bases internacionales mayores. Yin Xiuzhen, por ejemplo, compuso en 2000 una serie de obras en baúles, llamadas Portable cities (Ciudades transportables). Incluyó entre ellas a Berlín, aunque esta vez sólo como una parte, y en absoluto como foco principal del trabajo.
Song Dong, de Pekín, conectó intencionadamente en su obra varios lugares en las performances Song Dong walks around the City (Song Dong da una vuelta a la ciudad) en 1996 y 1997. Equipado con un cuentapasos, el artista rodeó unos conocidos muros: la fortaleza de Suwan en Corea del Sur, las murallas de Pekín y el muro de Berlín. Dong le dedicó a cada muro una semana de tiempo. En 54 horas, 48 minutos y 36 segundos hizo el camino del antiguo muro de Berlín. A partir de la puerta de Brandenburgo dio 325.174 pasos.
Dong usó aquí su propio cuerpo como medio. Unió tres ciudades alejadas con sus pasos como puentes ficticios y las instaló provocativamente en una múltiple relación política, cultural e histórica. Abrió preguntas sobre la Historia, la ideología, la vieja realidad y la reconstrucción de una nueva realidad.
A diferencia de la económicamente asfixiada Alemania del Oeste, China desde 1989 empezó a progresar como motor económico de Asia. El anhelo de riqueza y la convicción de la prioridad de la economía activaron en esta nación, con una cultura de cinco mil años de antigüedad, un entusiasta e inaudito proceso de demolición y reconstrucción. Con el antiquísimo método del movimiento a pie, Song Dong imprimió en las circunstancias del momento «un camino hacia el propio interior». A la vez, incorporó en la discusión tres contextos culturales, políticos y económicos diversos. De este modo llamó la atención sobre el hecho de que la persona es el principal factor de la Historia, incluso cuando está oculto intramuros, escondido dentro del número de pasos y en fechas temporales. Quizá el ser humano acabe disipándose en la evolución social.




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